¿Así que Doris había venido a buscarla para preguntarle por Arturo?
—Señorita Alanis, perdone que le pregunte, ¿cuál es su relación con Arturo? —preguntó Serenity sin rodeos.
Doris guardó silencio unos minutos y respondió: —No lo sé. Cuando lo conocí, parecía que me estaba persiguiendo, pero, se volvía frío y errático conmigo durante varios días, sin ninguna sinceridad.
—Cuando casi le olvidaba, volvía a enviarme flores y mis cosas favoritas, me invitaba a cenar e incluso me ayudaba en silencio a resolver las dificultades que encontraba en el trabajo.
—Si yo quería devolverle el favor, desapareció otra vez, no cogía el teléfono, no contestaba a los mensajes y yo no sabía dónde vivía.
—Si no supiera su nombre, ni siquiera sabría que es el cuarto hijo de la familia York.
Serenity estaba vagamente enojada.
¡Maldito Arturo!
¡Cómo podía tratar así a una señorita!
No quería perseguir a Doris, pero tenía que forzarse a acercarse a ella bajo la presión de la abuela. Cuando Doris se enamoró un