Sus suegros mimaban mucho a Giselle y la trataban mucho mejor que a Chloe.
Después de que Catalina se casara con la familia Fisher, prestó atención a la actitud de su suegra en todo lo que ella hacía.
Su suegra era tan buena con Giselle que aunque a Catalina no le gustara, tenía que fingir para complacer a Giselle.
—Basta.
Sandra interrumpió a su nuera.
—No tienes la culpa, soy yo la que daba demasiado a Giselle.
En esta mansión, todo el mundo tenía que vivir pendiente del estado de ánimo de Sandra.
Y Sandra pensó que cualquier error era culpa suya como cabeza de la familia.
Catalina susurró: —Mamá, no te culpo, no sabías que Giselle no era tu hija, por eso la mimabas tanto. Yo también soy madre y sólo tengo una hija, entiendo lo que hacías.
—¿Los niños han vuelto al colegio?
Preguntó Sandra sobre los nietos.
Trataba bien y se preocupaba por sus nietos.
Cuando Chloe había vuelto a la familia, Sandra no creía que Chloe mereciera su tiempo y esfuerzo, y en ese momento había pensado en có