—O, ¿qué tal si te llevo a donde trabaja el tío Duncan y te quedas allí con él mientras yo voy a casa de tu tía abuela a ver al bebé?
Serenity le dijo deliberadamente a Sonny.
Sonny se negó de inmediato: —No, quiero ir contigo a ver al bebé.
Poco después, preguntó: —Tía, ¿cuándo el bebé jugará conmigo? Cada vez que vamos a verlo, está durmiendo o llorando. No sé cómo hacer que deje de llorar, ¿por qué llora tanto?
Serenity dirigió al coche con su sobrino, el guardaespaldas abrió la puerta y los dos subieron al coche.
Cuando se sentó, respondió: —Así son las situaciones de los bebés recién nacidos. Aún no saben hablar, no pueden decir cuándo quieren comer, beber o hacer caca. Cuando llora, su papá y mamá le prestan atención y averiguan por qué.
—Tú eras así cuando eras pequeño.
Serenity pellizcó ligeramente la carita de Sonny y le dijo: —¿Crees que eras tan grande como ahora cuando naciste? Tú también creciste de pequeñito a así de grande.
Sonny preguntó con gran curiosidad: —Vaya, ni m