El rostro de Luna se oscureció y dijo con impotencia: —Mamá, solo descanso los fines de semana. Quiero dormir hasta despertarme naturalmente. Si salgo a jugar, lo cual cansa más que trabajar.
—Además, el señor Kevin también está ocupado, ¿cómo podemos molestarlo?
Román tomó la palabra: —No podemos dejar que Kevin acompañe a jugar a Lucas. Lucas debería acompañar a Kevin. Esto es Ciudad Río. Lucas está más familiarizado que Kevin.
Luna no dijo nada, pero su expresión mostraba mal humor.
Kevin sonrió y dijo: —Tengo que pedirle al Señor Lucas que sea mi guía turístico cuando sea necesario.
—Kevin, ¿a dónde quieres ir? Solo díselo a Lucas. Aunque parece frío, es nativo de Ciudad Río y sabe todo sobre Ciudad Río.
—Tía, espero que no moleste mucho a Lucas.
Teresa sonrió y dijo: —No pasa nada, eres el que más me gusta.
Ninguno de sus dos hijos era tan elocuente como Kevin, quien podía hablar de cualquier tema que le gustara Teresa.
A Teresa le gustaba mucho Kevin.
—¡Mamá!
La actitud de los pa