La abuela Hunt, viendo que su nuera y nietos insistían en invitar a Serenity a su hogar, y tras todo el escándalo que había causado sin sacar provecho alguno, más bien convirtiéndose en el hazmerreír del pueblo.
Por lo tanto, la abuela Hunt cambió su semblante. Dijo: —Liberty, Serenity, tu tía tiene razón. Al final del día, somos familia. Vengan, entremos a la casa y hablemos con calma.
—Yo no quiero pelear más con ustedes. Esperaremos a que regrese su abuelo y platicaremos entonces. De todo modo, la casa es mía —añadió la abuela Hunt.
Serenity sonrió, respondió con un tono frío: —No quiero pelear con la abuela ni discutir con ustedes. Nos vemos en el juzgado.
La demanda sería para determinar la distribución de la herencia. Según las palabras de su tía Audrey, esa casa era una propiedad conjunta adquirida después del matrimonio de sus padres. La mitad pertenecía a su madre y la otra mitad a su padre.
De la parte de su padre, Serenity y su hermana compartirían la herencia junto con los