Polo la llevó de vuelta a la gran habitación principal y la compensó adecuadamente...
En la última vez, Lucía no pudo soportarlo más y sollozó, suplicando clemencia. Fue entonces cuando Polo le dio un beso en los labios, insatisfecho con solo eso, y lentamente se apartó de ella.
"Amor," la abrazó en su regazo y acarició sus lóbulos de oreja como cerezas, "Siento que no has estado muy entusiasta últimamente..."
"¿En serio?" Lucía estaba medio adormilada y rió suavemente, "Tal vez esté un poco cansada últimamente. Siempre estoy somnolienta, con hambre..."
Polo se sintió un poco afligido.
Desde que ella comenzó a encargarse de las tareas del hogar, estaba ocupada como un trompo girando cada día.
Por otro lado, él tenía bastante tiempo libre, asistía a algunas reuniones en la empresa, se encontraba con los clientes, firmaba algunos documentos y pasaba el día.
Nunca imaginó que el hombre que solía tomar las decisiones por sí mismo tendría que esconderse detrás de su esposa.
Polo sonrió.
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