Santino tuvo que acudir a su madre para que le prestara dinero para su viaje a encontrarse con Delfina. Sabía que tenía dinero guardado de Antonella, pero no quería tocarlo, en su momento se lo iba a devolver. Por lo menos si hoy o mañana pasaba algo tenía como defenderse. Devolver ese dinero era parte de su dignidad, de la poca que le podía quedar cuando todo aquello acabara.
Su madre Accede a darle el dinero sin antes decirle
- ¡Cuídate, no te vayas a enamorar de esa chica, recuerda son de las que no se casan con chicos como tú, y no me mal intérpretes, no es que seas un joven que no pueda merecer cualquier chica, pro esa precisamente no es para ti! -
Santino la escucha luego sacude la cabeza, baja y con dos de sus dedos se refriega los ojos y habla al fin
- ¡Mamá, y sí me enamorara que! - exclama abriendo ambas manos en un gesto de impotencia
- ¡Las cosas suceden y no podemos controlarlas! -
- ¡Puedes hacerlo ahora! -
Santino la mira, suspira y luego responde mientras toma su mo