—Santy, ¿cómo podría haber resentimientos duraderos entre padre e hijo? Tu padre… lo has malinterpretado —Cristina esquivó la pregunta.
Su respuesta ambigua pretendía hacer creer a los presentes que el estado de Daniel en el estudio se debía a la ira provocada por Santiago.
Santiago conocía demasiado bien estos trucos. Ni siquiera se molestó en mirar a Cristina, mucho menos en discutir con ella.
Extendió la mano y tomó la de Valentina.
—Nos vamos —dijo Santiago con una calidez inusual en su voz, dejando atónitos a los presentes.
En la familia Mendoza, don Santiago siempre había sido el más frío, rara vez mostraba una sonrisa y mucho menos algún tipo de calidez. Pero ahora, en su voz se percibía incluso un toque de ternura.
Todos volvieron a mirar a don Santiago y a la mujer a su lado. Antes solo habían notado su gesto protector, pero ahora, al observar más detenidamente, se dieron cuenta de la mirada especial de Santiago hacia ella.
Y aquella mujer… Alta, de rasgos impresionantes. Aunq