240. No puede ser verdad
Nuria
El viento cortaba entre las tiendas como una cuchilla olvidada en el campo de batalla.
La guerra había terminado. Pero la paz... aún no había llegado. Quizás ni siquiera estuviera en camino.
Me senté en el borde de la cama improvisada, la mano temblorosa reposando sobre mi vientre. Tres meses. Demasiado pequeño para ser percibido. Lo suficientemente grande para recordarme, a cada segundo, que ahora yo llevaba dos vidas: la mía... y la de ella.
Kiara, el nombre que susurré en la oscuridad todas las noches. El nombre que aún era una promesa... Pero que ya me sostenía como una plegaria.
Necesitaba ser fuerte. Por ella. Por nosotros.
Pero ¿cómo ser fuerte si su padre tal vez regresaba sin una parte de su corazón? ¿Cómo respirar si cada minuto que pasaba me hacía imaginar a Stefanos de rodillas, ante la muerte?
Él había ido a buscar a Johan. Solo. Dijo que lo necesitaba. Que solo él podía hacerlo.
Pero habían pasado horas. Demasiadas.
Y el silencio... Ah, el silencio era lo que más m