Rylan

Volver a la habitación después de la conversación con Stefanos fue como atravesar un campo minado. Cada paso era un pensamiento confuso. Cada respiración, una nueva duda.

Abrí la puerta despacio.

Jenna estaba despierta. La luz tenue de la lámpara dejaba sombras suaves en su rostro, que seguía pálido. Pero sus ojos... estaban vivos. Atentos. Y me estaban esperando.

"Tardaste", dijo, sin rodeos.

Cerré la puerta detrás de mí y fui hasta la silla al lado de la cama. Me senté sin poder soltar la tensión que me quemaba por dentro. Aún oía el gruñido de Stefanos, aún sentía el olor a rabia, a miedo, a desesperación que él exhalaba. Johan... vivo.

Ella no dijo nada más. Solo se inclinó despacio, aun estando débil, extendiendo la mano en mi dirección.

La sujeté sin pensar.

Su mano era pequeña, pero me anclaba como si fuera la única cosa firme en el mundo entero.

"Rylan...", susurró ella. "¿Qué pasó? Me estás asustando". Levanté los ojos y la miré. Por un segundo tuve miedo de contarle, m