Nuria

El aire se volvió pesado.

La proximidad, el calor de su cuerpo, el toque firme sosteniendo mi mentón… todo me envolvía como una cadena invisible.

Debería luchar contra esto.

Pero, maldita sea…

Mi cuerpo reaccionó antes de que mi mente pudiera impedirlo. Un escalofrío recorrió mi columna cuando los dedos de él se deslizaron desde mi mentón hasta mi nuca, infiltrándose en mi cabello con una dominación lenta, peligrosa.

Inclinó mi rostro aún más hacia él, obligándome a mirarlo.

Sus ojos plateados estaban oscuros, cargados con algo indescifrable.

"¿Aún no has respondido mi pregunta?" Su voz salió baja, ronca, cargada de algo que me hizo temblar por dentro.

Mi mente gritaba que me alejara. Que dijera algo, que escapara de ese dominio sofocante que él ejercía sobre mí.

Pero mi cuerpo…

Mi cuerpo quería su atención.

Odiaba admitirlo. Odiaba sentirlo.

Pero hacía tanto tiempo que no me sentía tan viva.

Stefanos se inclinó aún más cerca, sus labios casi rozando mi oreja. El calor de su res