114. Fuego y hambre
Nuria
La cocina de la mansión estaba silenciosa, envuelta en una suave penumbra de las luces nocturnas. La mayoría de los sirvientes ya se habían recogido, dejando aquel espacio enorme solo para nosotros dos. Podía sentir su mirada en mi espalda desde el momento en que abrí el refrigerador.
"¿De verdad vas a cocinar algo ahora?", la voz de Stefanos llegó perezosa, arrastrada, como si fuera un felino desparramado en la esquina de la sala.
Me giré, sosteniendo un tazón de verduras.
"Sí. ¿Algún problema con comida de verdad, Alfa?", arqueé una ceja.
"Depende…", se levantó de la silla alta apoyada en la encimera, caminando hacia mí con esa forma de quien siempre tiene segundas intenciones. "Si es sopa, vamos a tener un problema."
Puse los ojos en blanco, riendo.
"¿Todavía tienes esa rabieta infantil con la sopa? Te salvé esa noche, ¿y así me lo agradeces?"
"Me diste sopa." Él se detuvo detrás de mí, apoyando su pecho desnudo en mi espalda. "Sopa, Ruina. Eso no es comida. Eso es castigo di