80 - Ere como un hermano para mí.
Margaret se bajó del taxi y caminó hacia la entrada de su edificio con un suspiro de alivio. Había sido un día largo, lleno de reuniones interminables y un tráfico infernal. Todo lo que quería ahora era un baño caliente y una copa de vino. Sin embargo, justo antes de llegar al ascensor, sintió una presencia familiar detrás de ella. Se giró y ahí estaba Emiliano, mirándola con esos ojos oscuros y penetrantes.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Margaret, tratando de mantener la calma.
Emiliano no respondió. En lugar de eso, dio un paso hacia ella, sus labios curvándose en una sonrisa enigmática.
— Te hice una pregunta — repitió Margaret, esta vez con más firmeza —. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás con... tu prometida?
La sonrisa de Emiliano se ensanchó, y Margaret sintió un nudo de irritación formarse en su estómago. ¿Acaso disfrutaba viéndola molesta?
— Te mudaste... — dijo él, observando el edificio —. Hace casi un mes.
— Eso no responde a mi pregunta — respondió Margaret, cruzando los br