44. LA FALSA PELIRROJA
TRINITY
—Bien, aquí estamos —Mónica apagó el motor del auto cerca de la compañía—. Tomaste esa tanga que ni se te ve entre las t***s de las nalgas.
—Cuando te conocí, lucías tan seria, si hubiese sabido lo guarras que eres no sería tu amiga —puse los ojos en blanco mirando a su cara de disfrute.
Parecía ella la que se pasaría el fin de semana follando como coneja.
—Sé que me amas babe, no lo niegues y cuando uses esto con tu macho, me vas a amar más —se inclina y saca una bolsita negra de la guantera.
La voy a abrir con curiosidad, pero me detiene.
—No, lo miras luego, te va a encantar, pillina —me guiña un ojo.
—Qué pervertida eres —pero me lo guardo en el bolso porque es obvio que Mónica ha tenido siempre más acción y experiencia que yo en cuanto a relaciones sexuales.
Nos despedimos, y bajé mi pequeña maleta de cabina del maletero.
Eran pocos días, tampoco llevaría un súper equipaje.
Agité la mano despidiéndome de Mónica y caminé hacia la entrada de la empresa donde