35. CAFÉ AMARGO
TRINITY
Qué casualidad que esta calle poco transitada hoy estuviese tan movidita.
Me quedé perforando con mis ojos achicados el asiento trasero, el auto pasó lento y juraría que alguien me devolvía la mirada desde el interior.
—No puede ser que seas tan acosador —negué con la cabeza cuando vi las luces traseras alejarse y entonces entré a la casa.
Nathan Langford estaba jugando con mi cordura y autocontrol, si tenía alguna duda, al otro día en la oficina, comprobé cuán cabrón podía ser.
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—Sí, por supuesto, lo entiendo, bueno, muchas gracias por al menos responderme —colgué suspirando.
Me había pasado la mañana, cada vez que tenía un momento, llamando a los posibles colegios para Scarlett, pero ya había comenzado el curso y nadie la quería aceptar.
—¿Qué sucede que te has estado la mañana refunfuñada? —July entró a la mini cafetería que teníamos en nuestro piso.
—Bueno, no encuentro un colegio bueno para la niña —le dije en lo que tomaba la tetera y echaba agua caliente