C100- NO TENGAS MIEDO, SOLO AMAME.Las cortinas de lino se movían con la brisa, dibujando sombras danzantes en las paredes. Odette estaba de pie frente a la cama, con un camisón blanco que se ceñía suavemente a su figura, justo cuando Zayden entró.Él no dijo nada.Cerró la puerta tras de sí y se acercó con pasos lentos y al llegar a ella, la tomó del rostro con ambas manos y la besó. No fue un beso salvaje ni urgente, fue uno cálido, profundo... de esos que decían "te necesito" sin una sola palabra.Después, se sentó al borde de la cama y soltó un suspiro bajo. Y Odette lo siguió, se acomodó a su lado y lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza en su hombro. El calor de él, su olor, todo en Zayden tenía el poder de hacerla sentir segura... incluso cuando él mismo estaba temblando por dentro.—¿Cómo estás? —susurró ella.Él bajó la mirada y sus manos estaban sobre sus muslos, rígidas, apretadas.—Preocupado —admitió.Odette se incorporó un poco y lo miró de perfil. Deslizó sus de
C101- PREVALECER.Zayden bajó la mirada, con el silencio pesando entre ellos, sus dedos seguían entrelazados con los de Odette, pero su mente estaba lejos... muy lejos, atrapada en los recuerdos que llevaba enterrados demasiado tiempo.—La bestia no nació conmigo —murmuró—. Es una maldición. Una que ha perseguido a todos los alfas puros de mi linaje.Odette no dijo nada. Solo apretó su mano con más fuerza, dándole espacio... y tiempo. Zayden cerró los ojos y respiró hondo, como si cada palabra que iba a soltar arrancara un pedazo de él.—Dicen que todo comenzó con mi ancestro, Aeron Blackwood. Un alfa temido, poderoso, pero... arrogante. Quien rompió una ley sagrada. Nadie sabe exactamente cuál fue, solo que traicionó un pacto con la Luna. Dicen que tomó para sí algo que no le pertenecía... algo que debía proteger, no poseer.Sus ojos brillaban, por el dolor de una historia que no había vivido, pero que lo marcaba como una cicatriz eterna.—Desde entonces... la maldición cayó sobre los
C102- ENVIDIA OSCURA Y SILENCIOSA.La noticia se esparció justo al amanecer. El cuerpo de Ursula yacía sobre una mesa de piedra, cubierta por una sábana hasta el pecho. Su rostro estaba tranquilo, casi sereno, como si hubiese muerto dormida. Pero Zayden sabía que Ursula no era el tipo de mujer que moría en paz.El sanador estaba a un lado, limpiándose las manos con un paño humedecido en hierbas. —¿Qué fue? —demandó Zayden, sin rodeos—. ¿Qué la mató?El sanador parpadeó, algo nervioso. —No hay evidencia de violencia ni heridas, Alfa. Tampoco signos visibles de veneno o infección. Su pulso se detuvo de forma repentina... pero el cuerpo no presenta reacciones típicas de una sustancia externa. Nada inflamado. Nada anómalo. Tal vez... —bajó la voz— tal vez fue su edad... o el encierro. No todos soportan la humedad de las mazmorras.Zayden no dijo nada. Pero su mandíbula se endureció. No creía una sola palabra. Ursula era muchas cosas. Pero débil no era una de ellas. —No fue la humedad —
C103-SANGRE Y DESTINO.Willow corría por los pasillos, con el corazón golpeándole el pecho, y cuando llegó al patio trasero, vio a Zayden cerca de los entrenamientos, discutiendo algo con uno de los centinelas.—¡Zayden! —gritó.Él volteó, extrañado, y apenas alcanzó a fruncir el ceño antes de que Willow llegara hasta él, agitada, temblando.—Tengo que hablar contigo… ahora —jadeó ella.Él la agarró por el brazo y la llevó hacia un rincón más apartado, lejos de oídos curiosos. Willow, todavía sin recuperar el aliento, abrió la mano. Y ahí, temblando sobre su palma, estaba la peineta de Iridessa.Zayden la miró y su rostro se endureció.—¿Dónde encontraste eso?—En una caja… entre cosas viejas… Zayden… —susurró Willow—. Huele a Rodrick.Él sintió como si le hubieran clavado un hierro al rojo en el estómago. Se quedó inmóvil, con los ojos clavados en el objeto, y de repente tuvo una mala premonición. No había razón alguna por la que el aroma de Rodrick estuviera en alguna prenda de Irid
C104-SEXO, SIN AMOR.Noah estaba en el claro, rodeado de jóvenes lobos, corrigiendo posturas en el campo de entrenamiento. Pero cuando la vio acercarse, su corazón dio un salto tan fuerte que casi le hizo perder el equilibrio. Sin querer, una sonrisa le cruzó el rostro. Ella tenía el poder de desarmarlo por completo.—Willow… —dijo suavemente, sus ojos sin poder apartarse.Pero ella no sonrió. Mantenía la cabeza baja y los hombros tensos.—¿Podemos hablar? —murmuró, apenas audible.Noah asintió de inmediato y sin pensarlo.—¡Sigan entrenando! —ordenó a los jóvenes—. Vuelvo en unos minutos.Ella comenzó a caminar y él la siguió. Cruzaron el borde del claro, adentrándose entre los árboles. El silencio entre ellos era denso, cargado de algo que Noah no podía descifrar, pero que le apretaba el pecho.Willow, en cambio, se mordía el labio, buscando las palabras correctas para lo que iba a decir. Cuando se detuvieron, Noah la miró, tan ansioso, tan esperanzado, que le dolía.—Pensé que nunca
C105- ROTO PARA SIEMPRE.La noche había caído y Willow estaba sentada al borde de la cama, con un camisón sencillo de lino que le rozaba la piel. Jugaba con el dobladillo entre los dedos, mientras su mente era un remolino de miedo, dudas y un deseo tan desesperado que dolía.«¿Qué estaba haciendo? ¿Qué estaba a punto de hacer?»Cada fibra de su ser temblaba, dividida entre el amor que todavía le guardaba a Noah, la culpa de usarlo de esta forma, y la esperanza, esa esperanza imposible, absurda, que la empujaba a seguir adelante.Pero no podia dejar de imaginar a un pequeño cachorro en sus brazos, oliendo a vida, latiendo contra su pecho, llenando el hueco inmenso que el dolor había dejado. Y se aferró a esa imagen con uñas y dientes.Y cuando la puerta se abrió, su corazón se detuvo un segundo. Noah estaba allí. Su gran figura recortada en la puerta y su rostro serio y hermético.Sin embargo, sus ojos... Sus ojos la miraban como si se estuviera rompiendo por dentro.Él apretó los puño
C106- ALGO INTERESANTE.La mañana llegó en silencio y sin consuelo y Willow despertó sola.La luz se colaba entre las cortinas, pero no hizo nada por levantarla. Se sentía atrapada, pero se decía a sí misma que lo que había hecho la noche anterior era lo correcto. Era lo que tenía que hacer. No importaba lo que sentía. No importaba la imagen de Noah abandonándola, tan distante, tan destruido. Quería un bebé en su futuro, un pequeño cachorrito que la llenaría de vida, de algo que pudiera sentir suyo.Mientras tanto, Zayden apuró el paso. Iba en busca de alguien en específico, se acercó a Kendra, que estaba observando cómo varias omegas organizaban las carnes de venado. —Tenemos que hablar ―dijo haciendo que se sobresaltara.Kendra se giró y palideció de inmediato, su cuerpo se tensó y sin pronunciar palabra, asintió, consciente de que no podía evitar la confrontación que sabía venía.Zayden la condujo a donde pudieran hablar con algo de privacidad y cuando finalmente se detuvieron, Ke
C107- CON OTRA MUJER.La mujer miró a Noah con una suavidad que no pasó desapercibida para Zayden. Sin embargo, hizo las presentaciones. —Noah, ella es Ariella, enviada por una manada Moon. Su misión es mejorar las relaciones entre nosotros. Ariella asintió con una sonrisa elegante dibujándose en sus labios. —Un plener, Noah —dijo, y su mirada se quedó un poco más de lo necesario. Noah, consciente de la atención de ella sobre él, se acercó. —El gusto es mío —dijo, estrechando su mano.En ese momento, la madre del cachorro perdido apareció, en su rostro, una mezcla de alivio y enojo al ver finalmente a su hijo. Pero antes de que el chiquillo pudiera reaccionar, lo tomó de las orejas. —¡¿Qué te dije sobre alejarte?! —exclamó, mientras arrastraba al pequeño cachorro hacia ella. —¡Mamá! —el niño protestó, intentando soltarse, pero sin éxito—. ¡Solo corrí tras un conejo! —¡Nada de "solo corrí"! ¡Te he dicho mil veces que no te vayas solo! —La madre lo regañaba, pero el cariño en su