C92- ¿NO QUIERES VERLOS CAER?
La cascada rugía como una bestia viva, pero a Zayden le ofrecía calma. El agua helada le llegaba hasta la cintura, endureciendo sus músculos y templando sus pensamientos. Su lobo, siempre alerta, descansaba por fin en un silencio atento.
Hasta que la sintió.
Ni ramas rotas ni hojas crujientes. Solo el cambio en el aire. El olor.
Zayden no giró la cabeza, pero sabía quién era. Ella, en cambio, estaba cansada de esperar.
Desde su escondite entre los arbustos, Kendra observaba.
«Esperé demasiado», pensó con rabia mientras se despojaba de la ropa. «Mientras yo me mantenía al margen, esa perra de Odette ganó. Se metió en su cama, en su vida. Se adueñó de lo que es mío por derecho».
Ya no más.
Respiró hondo, el agua la recibió como una cómplice, y avanzó hacia él.
—No es sabio acercarse así a un lobo, Kendra. ¿Qué haces aquí?
El silencio fue su respuesta.
Luego, el chapoteo leve del agua al romperse por otro cuerpo. Su mandíbula se tensó y se dio la vuelta,