C74 - SEGUIRÁ SABIENDO A MÍ
El pasillo era angosto, la madera crujía con cada paso y el aire estaba impregnado del calor húmedo de la fiebre. Solo la luz trémula de unas velas dispersas alumbraba el corredor, proyectando sombras largas en las paredes. Se respiraba un silencio tenso, apenas interrumpido por el sonido entrecortado de Ryland tosiendo en la habitación contigua.
Noah estaba allí, inmóvil en la penumbra, con la espalda apoyada contra la pared, fundido en la oscuridad. Sus ojos no se despegaban de la rendija entreabierta de la puerta.
Adentro, Willow se inclinaba sobre Ryland, que yacía débil entre mantas. Su voz suave era apenas un murmullo mientras humedecía una compresa y la pasaba por la frente de él con una ternura que hizo que algo en Noah se rompiera por dentro, y más cuando la mano de ella se deslizó por el cabello de Ryland, apartándolo con cuidado.
«Maldito...»
El pensamiento atravesó como un dardo. Su mandíbula se tensó, la mirada se volvió de hielo. Cada fibra de