C25- CACHORROS ENVENENADOS.
C25- CACHORROS ENVENENADOS.
El claro del bosque olía a carne asada. Las llamas de las antorchas chisporroteaban, pintando de dorado las caras risueñas de los cachorros que correteaban entre las mesas. Odette ajustó por tercera vez la corona de flores blancas sobre el tronco que servía de asiento principal. Le temblaban un poco los dedos, no por el frío, sino por ese nudo de nervios que le apretaba el estómago desde la mañana.
Todo tenía que salir perfecto.
—¡Odette! El pastel de miel se está derritiendo —gritó Willow desde la mesa de los postres, limpiándose las manos manchadas de harina en el delantal.
—Diles a los pequeños que se sirvan —respondió Odette, pero antes de terminar la frase, tres cachorros ya trepaban como monos sobre los bancos, olfateando el aire con narices húmedas. Uno, el más pequeño y de pelaje gris, le tiró del dobladillo de la túnica con los dientes.
—¡Quiero el hueso con runas! —exigió, saltando como si tuviera fuego en las patas.
Odette no pudo evitar reír.
Le