C213-CASTIGO.
C213-CASTIGO.
Drakos estaba ahí, en su trono, como una estatua, pero por dentro, algo hervía con fuerza. Tenía el ceño fruncido, los ojos fijos en nada, como si estuviera repasando mil pensamientos al mismo tiempo.
Y todos terminaban en ella.
La puerta se abrió de golpe y Ash entró corriendo, sin aliento, los ojos nerviosos y las manos temblando. Se detuvo justo al pie del trono.
—Mi señor… —tragó saliva—. La loba está en su habitación. Ya fue curada… pero las mujeres del harén la dejaron hecha polvo.
Drakos alzó la mirada, lento y cara le cambió. No gritó. Pero esa calma era peor que un rugido.
—¿Qué pasó anoche?
Ash lo miró, confundido.
—¿Mi señor?
De pronto, golpeó con fuerza el apoyabrazos y el sonido hizo sobresaltar al joven dragón.
—¡No te hagas el idiota! Sé que tú me llevaste. Contéstame. ¿Te pedí que me llevaras con Vexys?
El chico se congeló, tragó duro y bajó la cabeza. Y ahí, en silencio, le volvió la escena como si acabara de pasar.
La noche anterior.
Él rey apenas logra