C149 -REENCUENTRO.

El Castillo de los Lobos Plateados era cenizas. La nieve ardía y los gritos se apagaban. Drakos, herido, se acercó a Zayden. Aún sangraba, pero su voz era firme.

—Si alguna vez necesitas fuego… sabrás cómo encontrarme.

Los dos hombres se miraron, y solo hubo un asentimiento antes de que el rey dragón alzara el vuelo.

Mientras tanto, en la aldea de dragones, Odette no podía mantener la calma. Había salido de un infierno para entrar en otro, porque estar ella y su bebé rodeados de reptiles alados que echaban fuego no le daba seguridad.

Se había instalado en una de las casas de piedra que las mujeres de la aldea le ofrecieron. El bebé dormía envuelto sobre su pecho, respirando tranquilo, pero ella no.

¿En qué estaba pensando Zayden?

La sola mención de su nombre le estrujó el corazón. Aún podía sentir su mirada fría sobre ella.

Willow entró sin avisar, con su melena desordenada y aún con marcas de la batalla.

—Por fin puedo verte sin humo de por medio —dijo, sentándose