C120- CACERÍA.En el salón del consejo, las antorchas parpadeaban, Zayden estaba en el centro, serio, pero su interior era una tormenta. La culpa le roía el estómago como una bestia hambrienta.Después de que el joven lobo les informara de la muerte, él y Noah habían ido a recoger el cuerpo. La imagen de Ariella, destrozada en medio del bosque, lo perseguía. Y lo peor no era el recuerdo. Lo peor era que no podía apartar la voz que le susurraba al oído: Es tu culpa. Estaba en tu tierra. Bajo tu mando.De pronto, la puerta se abrió.Y una loba entró.Era la Alfa de la manada de Ariella. La mujer caminó entre los presentes sin mirar a nadie. Llevaba el cabello oscuro recogido en una trenza gruesa, la frente alta, los pómulos marcados, pero los ojos como tormentas endurecidas.Su nombre era: Alma Ravenwood.Tenía cuarenta y tantos, pero su cuerpo aún era firme. Y también había belleza en ella.La habían llamado tan pronto como recuperaron el cuerpo. No preguntó detalles. Fue hasta allí si
C121- PREMONICIÓN.Noah empujó la puerta y de inmediato sintió el olor a pan tostado o más quemado. Cerró tras de sí y caminó en silencio hasta la cocina.Willow estaba de espaldas, moviendo algo en un cuenco con una cuchara de madera. Llevaba puesta una de sus camisas; para él, la vista era perfecta: el dobladillo le rozaba los muslos, las mangas estaban arremangadas y tenía el cabello recogido a medias y los pies descalzos.Sonrió sin decir nada y se acercó, la abrazó por detrás, con los brazos rodeándole la cintura. Ella soltó la cuchara, sobresaltada, pero rápidamente supo que era él.―¡Noah! Me asustaste. ―Cerró los ojos y apoyó la espalda en su pecho sin decir palabra.Él bajó la cabeza y le besó el cuello. Con un cariño que iba más allá del deseo.―Lo siento ―susurró―. Es que no pude contenerme, te ves… preciosa.Ella sonrió, pero luego apretó los labios. Llevaba todo el día pensando en la muerte de Ariella. Aunque habían sido rivales por poco tiempo, no merecía morir así. Adem
C122- JUGADA DEL DESTINO.Habían pasado dos semanas.Dos semanas en las que la manada vivía en una calma tensa.Zayden y Odette, sin embargo, siguieron adelante.Entre miedos y sonrisas nerviosas, comenzaron a preparar el cuarto para el cachorro. Ella estaba a punto de entrar en su tercer mes de gestación, y a Zayden se le iluminaban los ojos cada vez que pensaba en eso. Muy pronto podría olerlo.Saber que su sangre, su linaje, su vida, tomaban forma dentro del vientre de la mujer que amaba. Era su luz, en medio de toda la oscuridad que lo rodeaba.Por otro lado, Kendra se había mantenido alejada, más de lo que Zayden hubiera esperado. Era raro y preocupante. No obstante, mantenía sus instintos en alerta, aunque no había pruebas, aún.La noticia de que Rodrick había abandonado el castillo lo tomó desprevenido. Fue Tavin, su asistente, quien se lo comentó.—No sé cuándo se fue, alfa. No lo vi salir.Eso fue lo que más incomodó a Zayden. Rodrick siempre hacía ruido, siempre se aseguraba
C123- RECONOCIMIENTO ABSOLUTO.Zayden, en su estudio, miraba un viejo mapa. Era pequeño, pero lo suficientemente bueno para señalar el camino hacia el norte, hacia el aquelarre de las brujas perdido en las montañas.Su única oportunidad.Pero no podía decirle a Odette. No todavía. Sabía que ella se negaría, que se pondría nerviosa. Pero él estaba dispuesto a arriesgarlo todo. No iba a quedarse de brazos cruzados esperando que el destino le arrebatara lo que más amaba.Escuchó la puerta abriéndose. Rápido, dobló el mapa y lo escondió dentro del libro más cercano.Odette entró, con una sonrisa en la cara, llevaba el cabello suelto y en los ojos una ternura natural que siempre lo desarmaba.—¿Qué haces? —preguntó con curiosidad, acercándose.Zayden sonrió como si nada pasara.—Revisaba unos documentos de los ingresos del castillo. Inventarios y reparaciones —dijo, encogiéndose de hombros—. Nada importante.Ella no sospechó y fue hacia él, sin dejar de mirarlo, y antes de que pudiera deci
C1- NACIÓ MUERTO.—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.—No... —susurró, su voz quebrándose—
C2- VÍNCULO ROTO.A la mañana siguiente, Odette se levantó de la cama con movimientos lentos; su cuerpo aún estaba débil y adolorido. Kilye, su doncella, la miraba con preocupación.—Mi señora... es muy pronto para levantarse. Está muy débil —dijo la joven loba.Pero Odette negó, ignorando el ardor que aún sentía en su vientre.—No, Kilye. Tengo que verlo. Necesito solucionar esto con Ragnar.La chica suspiró, resignada. Sabía que no había forma de detenerla. Todo el mundo conocía el amor que Odette le tenía a Ragnar, un amor que había nacido desde que eran cachorros. Su unión había sido bendecida por la Diosa cuando sus lobos despertaron, y ese día había sido el más feliz de su vida.Pero esa felicidad se había desmoronado con el tiempo, con cada embarazo fallido, con cada pérdida. Y ahora, su relación pendía de un hilo, pero Odette no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.Estaba segura de que lo que Ragnar había dicho la noche anterior era producto del dolor y la ira.Tenía que
C3 - ELLA ME OBLIGÓ.1 MES DESPUÉS…Durante los días siguientes, el vínculo de Odette con Ragnar comenzó a desintegrarse. La atracción que alguna vez sintió por él se desvanecía poco a poco, y con ella, su fuerza. Pero tanto ella como Lía estaban en peligro. La falta de energía la debilitaba cada vez más.Afortunadamente, Kylie, su criada personal, no permitía que se derrumbara por completo. Todos los días le llevaba jugos y comida exótica, y cuando Odette se negaba a comer, la obligaba, como en ese momento.—Mi señora… tiene que comer. Está muy débil —insistió la joven, colocando un plato frente a ella.Odette suspiró y tomó el cubierto con lentitud. Kylie sonrió, satisfecha.—No puede darle el gusto de verla destruida. Esa Briella no es nada comparada con usted, mi señora.Odette entendió a qué se refería.Porque, aunque ya no era la compañera de Ragnar, seguía siendo la hija de Alistair Silvermoon, uno de los antiguos alfas de los siete reinos.—Gracias, Kylie —dijo, tomando la man
C4-RECUPERARLO TODO.«¿Bebé?»El pecho de Odette se contrajo. —¿Cómo pudiste, Odette? —gruñó Ragnar, su mano rodeando su garganta, su agarre era despiadado —. ¡¿Cómo te atreves a intentar matar a mi hijo?! ¡¿Tan resentida estás que serías capaz de hacer algo tan bajo?!Ella agarró su muñeca, luchando por respirar.—¡Ragnar! —exclamó con dificultad—. ¡Suéltame!Pero, en lugar de soltarla, la arrojó al suelo, ella cayó sobre sus manos y rodillas. Y cuando levantó la vista, se encontró con la mirada fría y acusadora de su excompañero.—Mantente lejos de ella —la amenazó—. Es mi última advertencia. Briella está embarazada de mi heredero. Y si tengo que sacarte del medio para que él viva, ten la seguridad de que lo haré, Odette. ¡No me pongas a prueba!La ira y el dolor perforaron su pecho, pero no dijo nada. Solo lo observó girarse hacia Briella y levantarla en sus brazos, como si fuera su tesoro más preciado, mientras la llevaba de regreso al castillo.Horas más tarde, se abrazaba a sí