Ugo tocó a la puerta de Jovanna, pero no tuvo respuesta, se acercó un poco para escuchar, pero no sintió ni el más mínimo ruido dentro. Tocó de nuevo y nada, estaba comenzando a exasperarse.
_ Jovanna, no seas malcriada y responde solo quiero conversar un poco, quiero saber cómo te fue con tu hermano. No colmes mi paciencia _le dijo en tono de amenaza pero todo continuo en silencio_ Maldita sea, por qué tiene que ser tan enojona_ se dijo así mismo antes de abrir la puerta para encontrar la habitación totalmente vacía_ ¿Qué rayos? Será que todavía no vuelve, realmente le gusta hacerme enojar_ protestó encaminándose a su despacho, enviaría a Renzo a buscarla, pero el grito aterrado de su cocinera lo hizo cambiar de dirección apresurándose hacia la cocina.
Encontró a la mujer apoyada contra la pared tapándose la boca mientras las lágrimas le corrían por el rostro y mantenía la vista fija en un único punto en el suelo. Cuando Ugo miro hacia allí creyó estar dentro de una pesadilla, no era