Ellis no perdió el tiempo. Estaba decidida a obtener respuestas, sin importar el costo. “Ava, cierra la puerta”, ordenó ella, con el arma apuntando hacia la suegra.
Ava, ahora en pánico, balbuceó: “Ellis, estás loca.”
Ellis apuntó el arma a Ava con determinación. “Soy loca, Ava. Y soy lo suficientemente loca como para disparar, así como estoy.”
Ajustó el silenciador en el arma y apuntó nuevamente, esta vez con más firmeza, repitió la orden con una voz firme, “Cierra la puerta, Ava.”
Peter, aún incrédulo, trató de apelar a la razón. “Ellis, no vas a disparar. Solo empeorará las cosas.”
Ellis sonrió de manera gélida. “Solo empeorará para ustedes si no cooperan. Ahora, cierren la puerta, Ava.”
Ava, dándose cuenta de que Ellis est