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COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME

COMPLÁCEME Y DESTRÚYEMEES

Crimen
Tatty G.H  Completo
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107Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

manipuladorRomance oscuroMafiaInocenteSuspensoembarazadaengañar

Para tratar de encontrar a su hermana fugitiva, Livy aceptar irse a vivir con un poderoso mafioso cómo su trabajadora sexual exclusiva. Para ella, tal vez la vida tome un rumbo peligroso al lado de Demián... O quizá, su destino sea aún más electrizante. Luego de alcanzar la mayoría de edad, Livy se ve obligada a trabajar en un exclusivo burdel cómo sustituta de su endeudada y fugitiva hermana mayor. Sin experiencia de ningún tipo, pero sin más opción que hacerlo, la primera noche el antifaz rojo y el poderoso mafioso frente a ella cambian todo a su paso. Aparentemente fascinado por el expresivo rostro de Livy y su extrema personalidad noble y pura, Demián, un hombre de aspecto sensual y fiero, decide pagar su deuda y llevarla a vivir con él cómo su exclusiva empleada sexual.

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Último capítulo

  • MENTIRAS DISFRAZADAS

    “… No creí que llegaría a enamorarme de ti, Lizbeth —musitó inclinándose hacia mí. Me besó muy despacio, atrapando mis labios con los suyos, jugando con mi lengua. Al mismo tiempo, sus manos acariciaron mis piernas y subieron poco a poco, hasta alcanzar la zona sensible entre mis muslos. Jadeé en su boca y elevé la pelvis hacia él, deseosa de llegar más lejos. Mi impaciencia le hizo sonreír. —Prometo ser amable. Presionó mi clítoris con el dedo pulgar, yo tensé las piernas alrededor de sus caderas y me abracé a él tanto cómo pude. —Te amo, Lizbeth Ricci...” Todavía escuchando el eco de sus últimas palabras, apreté los labios y lo obligué a soltarme. Nada de eso era correcto; yo no podía estar con él. Y mucho menos irme con él. Simplemente, no podía. —Livy... —musitó intentando tocarme de nuevo. Pero yo retrocedí. Él me confundía. —Será mejor que te vayas. Sí la prensa deja el evento y nos ven aquí juntos... —aparté la mirada y dejé el resto en el aire. Al princip

  • AMANTES REVELADOS

    —Evelyn, hoy te ves maravillosa. Más que nunca. Mi vestido lo había escogido expresamente Sebastián, solo para esa ocasión luctuosa y a la vez festiva: era un vestido largo de seda, de un profundo negro, sin mangas y con un elegante escote de corazón. Era lo más formal y distinguido que había usado hasta el momento. —Estás preciosa esta noche, Livy. Perfecta. Tragué fuerte, sin saber sí aceptar su cumplido o no. Y aunque no quería, esas dulces palabras que me dedicó despertaron otro recuerdo de esa vida juntos: “... Le sonreí y él no dudo en ir a mi encuentro. —¿Quién eres? —inquirió tomando mi mano, enfundada en un largo guante negro. Me besó el hombro y yo acerqué mis labios a su oído. Con esos tacones tan altos, casi estaba a su altura. —¿Qué... le parece? —susurré con voz seductora, mientras todos a nuestro alrededor murmuraban sobre mi aspecto, sobre quién era yo, sobre el señor Demián. Pero, para mi sorpresa, mi tono seductor le hizo soltar una divertida risita.

  • VACÍO SUFRIMIENTO

    “... Al ver su cara, mi boca se abrió ligeramente. Realmente era hermosa, su delgado rostro era pálido y sus labios sumamente rojos, pero su cabello era brillantemente dorado y largo, que equilibraba muy bien su apariencia. —Oh, vaya —sonrió de repente—. Así que los rumores de los vecinos son ciertos. Madame (el ama de llaves de la casa) abrió la boca para hablar, pero con un gesto de mano la guapa mujer la hizo callar. Sin despegar sus ojos de los míos, se levantó del sillón dónde estaba entada y comenzó a acercarse a mí. —¿Cómo te llamas, niña? —quiso saber, a pesar de que parecía tener apenas pocos años más que yo. Además de bonita, tenía una espectacular figura curvilínea; figura que resaltaba bajo un ajustado vestido blanco de escote profundo y mangas largas, tan elegante como ella. —Liz... Livy Ricci —le contesté y retrocedí un paso cuando tomó un mechón de mi cabello entre sus finos dedos. Mi titubeante respuesta la hizo ampliar su sonrisa, pero esta se volvió agr

  • GOLPE FRAGIL

    Al final, Sebastián no había respondido mi pregunta: ¿Por qué me salvaste? Y mucho menos: ¿Por qué hiciste todo eso? Al final, solo se había divertido conmigo, y a la mañana siguiente, se comportó como siempre. Cómo sí él y sus actos no fuesen un misterio para mí, cómo si no tuviésemos una conversación pendiente, cómo si no importara todo lo que había descubierto acerca de él. Al final, sí se había aprovechado de mi incapacidad para pensar y solo me había usado para saciar su apetito sexual. Qué tonta fui al seguirle el juego y aceptar hablar mientras teníamos relaciones. —Vamos. Su voz amable y algo burlona, me hizo dejar de fruncir el ceño y salir del Moserati. —Sigues enfadada —no lo preguntó, solo fue un comentario acompañado de una reprimida sonrisita. Fruncí los labios. —Este es un coctel importante —dijo y me arregló el collar de perlas en el cuello. Suspiró con nostalgia—. Es en motivo del aniversario de fallecimiento de mi padre. No me gustaría verte disgustada, al me

  • RUMORES ATRAYENTES

    ¿Una prostituta problemática? ¿Un rumor esparcido por lo bajo de la ciudad? —Decían que ella hermosa e increíblemente pura, totalmente hechizante, y que había salido de una popular cadena de burdeles manejados por la mafia —suspiró contra mis labios, arremetiendo suavemente y mirando con atención los cambios en mi expresión—. Decían que en un tiempo record logró cegar al poderoso hombre a quién servía, a su “Señor”. ¿Te sueña todo eso, cariño? Gemí cerrando los ojos con fuerza, intentando no perder la cabeza a causa de las fuertes sensaciones que me estaba provocando. Y mientras lo hacía, otro recuerdo emergió desde lo profundo de mi subconsciente: “… Por favor, Demián, ¿no me digas que estás furioso por qué estuve a punto de tomar a esa pequeña...? —Cierra la boca. —Esa chiquilla es una perra, créeme. Antes de que nos interrumpieras, ella estaba feliz de chupármela, me suplicaba que me enterrara en su dulce y estrecho... Cerré las manos en puños, estremeciéndome hasta lo

  • MIRADAS DISTINTAS

    ¿Conocerme desde mucho antes? ¿Incluso antes del enfrentamiento entre mafias? —No... no entiendo —musité con voz temblorosa. Pero él no me dio una respuesta, solo sentí sus dedos tomar el dobladillo de mi vestido y comenzar a subirlo lentamente por mis muslos. Aun con la situación, mi cuerpo reaccionó a su tacto estremeciéndose de anticipación. —Si te pido dejar esta fastidiosa conversación para mañana, ¿estarás de acuerdo? —inquirió seductoramente, tirándome del cabello con la fuerza suficiente para hacerme ladear el cuello. Apreté los dientes al sentir su aliento rozar mi piel. —N-no. Yo no... no puedo esperar... Lo escuché gruñir, de repente juguetón. Aunque, aun noté algo de fría insensibilidad emanando de cada toque, caricia y palabra. —En ese caso, ¿podemos hablar mientras lo hacemos? —propuso cuando sus dedos me subieron el vestido hasta la cintura. Pasó un dedo frío por mi obligo, antes de bajar un poco más... Di un respingo cuando de repente tiró suavemente de

  • AMORES INFINITOS

    Mientras me sentaba a almorzar sola en el comedor, volví a pensar en las palabras de Abril: “... Ahora que ya has visto que tu amado esposo no es ni la mitad de bueno de lo que pensabas, y que el señor Daniels no tiene ni la mitad de la culpa por tu desaparición, creo que podrás decidir …” Yo no estaba tan segura de eso. Porque, ahora, en lugar de respuestas, tenía más dudas acerca de ese día, acerca del señor Daniel y, sobretodo, acerca de quién era mi esposo. ¿Por qué había recatado a la mujer de un mafioso, una prostituta de burdel? No lo entendía, sí había ido allí a destruir a la mafia asociada a Odisea, ¿por qué me había salvado? —Pareces distraída. Parpadeé un par de veces antes de dirigir la mirada hacía donde venía su voz. Había estado tan sumergida en mis pensamientos que no le había oído llegar. —¿Por qué esa expresión? —preguntó acercándose. Lentamente me levanté de la mesa. —Yo... no... Guardé silencio cuando sorpresivamente me abrazó después de quitarse

  • NOMBRES INEXISTENTES

    “… Muchas cosas en torno a usted me asustan, algunas veces me hacen desear salir huyendo. Sin embargo, muchas veces más he deseado que estos 6 meses se conviertan en años, y los años en una vida. Nuevamente su mirada cambió, el sufrimiento se desvaneció y los matices dorados moteados de verde, se llenaron de una extraña impresión. Nunca lo había visto tan confundido e inseguro, que no pude evitar sonreírle ampliamente. —Yo lo amo, mi señor —le confesé y de inmediato me sentí aliviada—. No puedo evitar despertar y preguntarme sí pensara en mí mientras yo pienso en usted. Y sí a usted le matara no saber de mí, cómo cuando se va y yo no sé de usted. Cuando al fin me callé, él no contestó. Permaneció frente a mí, mirándome fijamente, igual que si yo fuera una extraña criatura que nunca había visto en su vida. Los segundos se convirtieron en minutos, y el incómodo silencio se volvió una insoportable eternidad. Hasta que, finalmente, inclinó su frente y la apoyó en la mía. Ambos exhalam

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107 chapters
PREFACIO
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Hacerse de la suerte... O nacer siendo suertuda. Solo hay de dos. Excepto por... Crecer sin una pizca de gloria divina. Con ojos anegados de lágrimas, miré mi reflejo en el espejo del baño... Yo, con el uniforme de la escuela lleno de manchas de polvo y suciedad; aun cuando esa mañana había salido de casa luciendo impecable... Yo, con el rizado cabello color salmón hecho un desastre y repleto de hojas secas, aun cuando apenas me lo había teñido el día anterior; y todo porque estúpidamente pensé que a mi hermana le encantaría verme destacar por primera vez en mi vida, ver los tonos rojizos y naranjas en mi cabello... Yo, con los labios resecos y partidos, a pesar del brillo labial que había elegido para ese importante día... Y finalmente, yo, parada frente a un espejo roto en un sucio baño, mirando las letras escritas con lápiz labial, que decían: ¿Buscas servicios sexuales baratos? ¡He aquí a Livy, fácil y económica! ¡¡Su hermana y ella se ofertan para tríos!! Un sol
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LOCA VALENTÍA
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Cuando decidí entrar a la guarida de las bestias, jamás creí que en el interior luciría así. Dentro de la oficina del dueño, había muchas mujeres en ropa interior de lencería, cuyos ojos maquillados se asomaban a través de un antifaz color rojo brillante. Aparté la mirada cuando dos de ellas comenzaron a besarse apasionadamente sobre las piernas de un hombre en traje negro; el dueño del burdel. A pesar de que las luces eran bajas, la habitación y todas las cosas que pasaban dentro, eran muy claras y nítidas para mí. Podía ver todo lo que sucedía a mi alrededor, lo cual solo podría definir cómo: depravación.—Una estudiante no debería estar aquí. El tono de voz del hombre fue firme. No parecía importarle en lo más mínimo el hecho de que yo estuviera allí mientras tenía compañía e intimidad. —Ya terminé mis estudios —le respondí sin atreverme a mirarlo. —¿En verdad? —se oía a leguas que dudaba de mi palabra. No lo pensé mucho. Saqué mi certificado y lo puse sobre la mesa entre ambo
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PELIGROSA ODISEA
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La semana de acoplamiento trascurrió sin novedades, sin altibajos... excepto porqué, no pude acoplarme. Intenté con todas mis fuerzas prestar atención a la escasa ropa provocadora que lucían las mujeres allí, pero lo máximo que usaban era trasparente ropa interior de lencería. También intenté acostumbrarme al ambiente y a la cercanía de los hombres, pero bastaba que entraran en mi espacio personal para que yo saliera corriendo del lugar con el corazón desbocado. Llegado el domingo, una chica fue a mi departamento y me sacó de la cama a base de empujones, para después hacerme subir a una camioneta blindada. Ni tiempo me había dado de cambiarme el pijama por ropa de calle. —¿Qué...? ¿A dónde vamos? Ella me lanzó una mirada despectiva y sin dejar de morderse la uña del dedo pulgar, respondió: —¿A dónde crees? Te llevo al burdel donde te estrenaras. Al instante mi rostro se tiñó de rojo. —¿Estrenarme? Yo... yo aún no me mentalizó... —¿Mentalizarte? —se burló—. Solo haz lo que él t
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ATRACTIVAS NOVEDADES
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Me abrazaba a mí misma con fuerza mientras él me observaba, esperando pacientemente mi respuesta. Quería desviar la vista, pero me era imposible. El hombre era sumamente atractivo, su aspecto era lo que menos había esperado de los clientes de un burdel; era alto y parecía fuerte, bastante fiero; sus hombros eran anchos, cómo un triángulo invertido; además, tenía una seria y penetrante mirada color ámbar sobre unas cejas rectas, y un cabello intensamente negro cómo la misma noche. Sin duda, todo en su apariencia gritaba peligro. No hacía falta preguntar nada para saber que se trataba de un mafioso, y uno bastante peligroso. —¿Acaso eres muda? Habla de una vez. Su tono, ahora duro y exigente, me sobresaltó un poco. Y no solo a mí, las chicas con él dejaron de acariciarlo y se alejaron un poco; un tanto inquietas. Desde el regazo del hombre, Liliana me miró y me hizo un gesto ansioso. Pero antes de que yo siquiera reuniera el valor para decir algo, él habló de nuevo: —No recuerdo ha
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ENCANTADORA INOCENCIA
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
—¿Sabes cómo hacerlo? —preguntó al ver cómo, asustada, miraba su miembro irguiéndose a pocos centímetros de mi rostro. Negué enrojeciendo aún más de lo que ya estaba. Él suspiró con exasperación. —Sí que eres toda una novedad, no tienes ninguna clase de experiencia, pero igualmente estás aquí. Sin duda, hoy ha sido un día lleno de sorpresas. Me quedé callada, había perdido la capacidad del habla. —Primero, escupe en tu mano. Separé la vista de su miembro para poder alzar la cabeza y mirarlo con confusión. Él rodó los ojos. —Olvídalo, chúpalo de una vez. Mi expresión no cambió en absoluto. Pero la suya, sí, hora me miraba incrédulo y hasta un poco enfadado. —Debo decir que has despertado más que mi interés —comentó inclinándose para poder acariciar mis húmedos labios con las yemas de los dedos—. Me pregunto qué hace una chica tan inocente cómo tú en un lugar cómo este. Alentada por su modulado tono suave, abrí la boca para preguntarle sobre mi hermana. No obstante, él lo apro
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INSALVABLE DEUDA
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El impacto de su palma abierta contra mi mejilla me hizo trastabillar y caer al suelo, sobre la alfombra. Lágrimas de dolor llenaron mis ojos, pero no las derramé. Ni siquiera proferí ningún sonido ni llanto. —¡¿Y te atreves a renunciar?! Asentí con la vista en el suelo. —¡¿Y cómo nos pagarás?! ¡Te lo advertí! ¡Te dije que sí te negabas a las órdenes del cliente, yo mismo te echaría a la calle y tendrías que pagarnos al momento! Sus pies comenzaron a aproximarse a mí, me encogí de miedo. Afortunadamente Liliana se interpuso entre ambos. —Señor, no puede golpearla. Va contra las reglas del burdel. El dueño de Odisea se echó a reír. —¿Reglas? Tú sabes bien quién era el cliente, y aun así te atreviste a dejarlo con esta chiquilla inexperta. —Lo hice porque esa fue su orden, el señor Daniels nos ordenó a todas salir para quedarse a solas con ella. Hubo un momento de silencio. Posteriormente el dueño exhalo pesadamente antes de hablarme con más calma. —Tú, dime qué sucedió en la
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PROHIBIDA VIRGINIDAD
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Realmente la suerte me había dado la espalda desde el nacimiento. De otra forma, ¿cómo se podría justificar todo lo que me estaba pasando? ¿El destino estaba tan empeñado en verme sufrir, por eso llevaba mi vida al límite? Solo había transcurrido media semana desde su última visita. Liliana me había asegurado que, de volver al burdel, sería hasta un mes después. —¿Piensas quedarte de pie en ese rincón todo el día? —me soltó con fastidio. Sacudí la cabeza y me aferré al listón de la dorada bata. Esta vez la habitación era diferente, parecía una recamará normal: había una gran cama matrimonial en el centro, e incluso un par de sillones muy comunes. Y el señor Daniels estaba sentado sobre uno de ellos, bebiendo tranquilamente un vaso de whisky y mirándome atentamente; sí, sin duda era un hombre guapo, pero también más peligroso de lo que hubiese imaginado. Ese día no traía traje, vestía un conjunto de deportiva ropa negra bastante sencilla y práctica. Parecía que, tal cual había dich
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INUSUAL DISFRUTE
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Lagrimas llenaron mis ojos. Mis dedos se aferraron a las sábanas. Mi corazón brincaba frenético dentro de mi pecho. Cerré los labios fuertemente para no gemir, de dolor. Ya no sentía el placer qué había sentido cuando jugaba con sus dedos, ahora solo sentía escozor y el tirante dolor al ser invadida por algo mucho más grande. —Mi ... señor... —Aguanta un poco —masculló entre dientes, empujando más profundo. Pero yo no podía aguantar más, solo quería que se detuviera. Ya no lo deseaba. —Oh, por favor... —sollocé tensando las piernas. Sentía que me estaba partiendo por la mitad—. Duele... No me respondió, sino que maldijo por lo bajo y de una sola arremetida se introdujo hasta el fondo, hasta que su piel golpeó la mía. Yo grité e intenté alejarme, propinándole manotazos y agitando las piernas frenéticamente. —¡Basta ya! —me ordenó, tomando mis muñecas y elevándolas sobre mi cabeza. Con los ojos llenos de lágrimas busqué su mirada. La encontré fría. —Mi señor, le ruego que... D
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AMENAZANTE MAFIA
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Me abracé a las sábanas y suspiré profundamente, medio adormilada. Casi no me importaba estar desnuda al lado de un mafioso. La cama era tan suave y cómoda, muy diferente a mi desgastado colchón en casa. Cuando el señor Daniels se marchará, yo me quedaría un poco más y dormiría una larga siesta. —¿Cuántos años tienes? Fruncí el ceño, extrañada por su pregunta. —18 años —dije con un bostezo. Me sentía tan agotada y algo adolorida. —¿Eres estudiante? Negué una vez. Mis parpados comenzaron a cerrarse. —Ya no... Aunque, me gustaría ir a la universidad... —¿Por qué? Esbocé una pequeña sonrisa, a punto de perder la conciencia. —Yo, solo quiero probarles que puedo ser alguien distinta a mi hermana. Lo oí exhalar pesadamente. ¿Cuándo se iría? —Supongo que realmente eres Lizbeth, la hermana de Katerin. Asentí. —Si, somos hermanas... Me detuve en seco al darme cuenta de todo, y abriendo los ojos desmesuradamente, me alcé sobre los codos para poder mirarlo. Él permaneció sereno, es
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COMPLACIENTE BIENVENIDA
COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME/Tatty G.H
Despedirme de Liliana fue difícil, a pesar de poco tiempo que convivimos. Pero salir de allí después de dos semanas respirando ese pesado aire del interior, fue verdaderamente liberador. El señor Daniels no me permitió llevarme nada conmigo, excepto la ropa que en ese momento traía puesta. Tampoco dijo nada mientras cruzábamos las calles de la ciudad en un auto Rolls Royce color plata. Había visto esos caros autos en documentales, donde hablaban de sus excesivos precios y únicos diseños. Yo tampoco le dije nada, me limité a hundirme en el asiento y mirar por las ventanas polarizadas. Me mantuve casquivana y silenciosa... Hasta que entramos en una zona residencial exclusiva, donde todas las casas eran enormes y tal cómo Odisea, de un costoso diseño industrial. En las entradas los autos deportivos se acumulaban en dos o más, cómo sí uno solo fuera poca cosa. —Mi señor... —No puedes llamarme así —me reprendió—. Llámame Demián, solo puedes llamarme “mi señor” en la intimidad o cuan
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