4 HELENA

Adiós...

La puerta se cerró rápidamente ante mí y volví a quedar sola en la habitación.

Para ser un hombre tan grande, Christopher se movía con bastante fluidez.

―Christopher―Murmuré sonriendo como una idiota en el medio de la habitación.

El corazón me latió con fuerza en el pecho al ver que la puerta se abría, pero mis esperanzas se fueron al traste cuando la cara de Candace se asomó.

― ¿Y qué tal? ―Preguntó cerrando detrás de ella―Casi me da torticolis al tratar de verle la cara al hombre.

―Estuvo muy bien―Le dije comenzado a limpiar la mesa―Era su primer masaje.

―Me preguntó si yo sería su nueva masajista―La risa de Candace llenó la habitación―El pobre hombre no quería entrar aquí.

―Lo sé, lo dejó muy claro cuando lo llamé para confirmar.

―Todas estábamos muy nerviosas, ¿Sabes? Pensamos que ibas a gritar por ayuda o que te faltaría el respeto, ese hombre se ve peligroso.

No podrías estar más equivocada...

― ¿Peligroso? ―Pregunté confundida―No es peligroso para nada.

― ¿Le viste la cara? ―Me cuestionó ella boquiabierta―Y trabaja de albañil, de seguro el sueldo no le alcanza para nada y buscará de robarse algo de aquí.

Sentí que la sangre me hervía en las venas, ¿Quién se creía que era esa mujer para juzgar a una persona por su trabajo?

―Pues para tu información―Comencé a decir intentando controlarme―Fue muy educado y respetuoso y jamás intentó propasarse ni robarse nada.

―De seguro no le quitaste los ojos de encima―Dijo como si nada― ¿Y por qué lo defiendes? No es como si valiera la pena.

― ¿Porque es un albañil? ―Pregunté molesta―Tu eres una simple manicurista, Candace. ¿No mereces respeto?

―Es distinto―Se irguió todo lo que su metro cincuenta le permitía y me miró arrogante―Mi trabajo es digno, ¿Y esa nariz? Ugh, parece un zigzag, no es que sea feo, pero yo pasaría de él, es decir, si no fuese por su estatura no llamaría la atención, y...

La miré boquiabierta por unos segundos antes de que mis manos se cerraran en unos puños apretados.

Muy apretados.

―Lárgate―Dije cortando la asquerosidad de discurso que estaba soltando, intentando centrar la poca paciencia que me quedaba en no golpear la cara de duende de aquella mujer.

Algo tuvo que haber visto en mi cara porque cerró la boca al instante y se fue de inmediato sin decir nada más.

Estúpida y enana mujer.

¿Quién se creía que era para hablar así de otra persona? Su madre manejaba un prostíbulo y jamás supo quién coño era su padre, ¿Y decía que Chris no era digno porque trabajaba en construcciones? ¿Feo?

¡Fea su abuela!

De seguro si tuviese dinero, ahí si le parecería un ken.

Salí molesta de mi cubículo y me dirigí a recepción, mi querido Josh se encontraba ahí y en seguida su sonrisa juguetona me relajó.

―Hola, nene―Le saludé con un beso en la mejilla al inclinarme sobre el mostrador.

―Hola, nena―Dijo riendo― ¡No vas a creerlo! Acaba de estar aquí un hombre que me hizo sentir cosquillitas allá abajo...

Reí con fuerzas al escucharlo hablar así.

― ¿Alto, fuerte, ojos verdes y pelo negro? ―Pregunté divertida.

― ¡Ah! ―Exclamó aireándose la cara con las manos― ¡Y qué pelo! ¿Le viste el culo?

¡In―cre―i―ble!

―Estuvo bajo mis manos―Dije divertida―Tooooodo eso fue acariciado por mí.

―Perra suertuda―Murmuró aparentando molestia― ¿Y qué tal? Su bata no me dejó mirar mucho, sólo sus piernotas... Espera, ¿Qué? ¡¿Le tocaste el culo?! ¡Cuenta, cuenta! ¿Es un 10?

Oh, Dios.

No pude evitar reír ante aquel entusiasmo.

―Yo creo que es un 20―Respondí mordiéndome el labio al recordarlo―Tuve que trabajarlo a fondo ¿Sabes? Puros músculos macizos y construidos... Pero no, su retaguardia no llegué a tocarle, pero ganas no me faltaron de morderle.

―Hmm, nena―Murmuró con cara de vicio―Tal cual como una manzana...

― ¿Y qué tal su cara? ―Pregunté indecisa.

―Ese estilo de Rocky Balboa y Owen Wilson me acalora, amiga―Dijo mordiéndose el labio.

Josh abrió la boca para decir algo más pero luego la cerró y comenzó a airearse la cara una vez más.

―Hablando del rey de Roma―Dijo señalándome detrás de mí.

Y como la entrometida que soy, giré a ver lo que él veía y Oh, si... ahí estaba Chris una vez más.

Él no me vio al pasar a unos metros delante de mí, pero yo sí y lo seguí con la mirada hasta que se desapareció por un pasillo.

―Esa es la clase de hombre que hay que amarrar en la cama y sentársele en la cara―Escuché que decía mi amigo―Y no porque sea desagradable de ver, sino porque se ve tan oscuro y peligroso... de seguro es una fiera sexual.

Me mordí el labio para no decir lo que pensaba, porque al contrario de Josh, yo no creía en lo más mínimo esas cosas.

Si... se veía oscuro, pero más de una manera melancólica, y al hablar, se podía escuchar cierto tono de pena, ¿Y sus ojos? Sus ojos contaban mil y una historias de tristezas y soledad.

Y eso no me gustaba para nada.

La manera en la que se tensaba cuando le tocaba... Realmente le creía cuando me decía que no estaba acostumbrado a mucho tacto, pero la pregunta real era, ¿Por qué? Era un hombre apuesto, de seguro se tenía que quitar a las mujeres a sombrerazos, pero quizás si le daba mi amistad y le enseñaba lo que era la confianza, él podría...

―No.

Esa única palabra me trajo de vuelta al presente y al girar la vista hacia mi amigo, había censura en su mirada.

― ¿No qué? ―Pregunté haciéndome la tonta.

―Este no es un animal abandonado, Helena. Es una persona y apenas lo conoces.

―Eso se puede arreglar, ¿No crees?

―Solo estará por unos días aquí, déjalo en paz.

―Pues van a ser los mejores días de su vida―Dije con coquetería y sin darle oportunidad a hablar, me giré y fui por el mismo camino que Chris había tomado: El comedor.

Era entendible ¿No? Ya era medio día y tocaba comer, así que sería casualidad verlo en la fila del buffet ¿Cierto? 

Esto era lo que me encantaba de este lugar, no había restricción alguna de que los empleados y los huéspedes pudieran entablar relaciones, así que era normal vernos hablar o comer juntos en cualquier momento si no estábamos de turno.

Encontré a Chris inclinado sobre las bandejas y me coloqué a su lado sin girar a mirarlo directamente.

― ¿Ves algo que te guste? ―Pregunté inclinándome para tomar algo de sushi.

Aguanté la risa al ver con mi periférica como él giraba la cabeza lentamente hacia mí con la boca y los ojos totalmente abiertos.

Esos hermosos ojos.

―El salmón es muy bueno―Dije como si nada, apartando la mirada de su plato y me incliné para tomar algunas papas fritas y algo de ensalada César―Hmm hoy hay piña, qué divinura... 

Pasé de él al notar que seguía en la misma pose y caminé hacia una mesa vacía, saludando a algunos de mis compañeros en el proceso.

Estaba llevándome un rol a la boca cuando él se paró a mi lado indeciso.

Lo miré interrogante por unos segundos hasta que se decidió a hablar.

― ¿Puedo sentarme contigo? ―Preguntó con la voz roca.

Ah, Dios. Lo que hacía esa voz...

―No veo por qué no―Dije encogiéndome de hombros y seguí comiendo.

Vi la cantidad de comida que se había servido totalmente impresionada.

―Soy una persona grande―Dijo a la defensiva.

Lo miré sonriente mientras me comía una rodaja de piña asada.

―No he dicho nada.

―Tu cara lo dice todo―Murmuró bajando la cabeza y comenzando a comer.

― ¿Te importa mucho lo que la gente pueda pensar de ti? ―Le pregunté curiosa.

Su cubierto golpeó el plato, haciendo un sonido estrepitoso, pero lo volvió a agarrar rápidamente como si nada.

―No me molesta, me incomoda―Dijo por lo bajo comenzando a comer―Es incómodo sentir la mirada de todos simplemente porque me gusta comer o porque soy alto o porque piensan que voy a cometer un asesinato en cualquier momento.

Me miró sorprendido cuando reí por lo bajo.

― ¿En serio piensan que vas a asesinar? ―Dije divertida― ¿Por qué pensarían eso?

― ¿Por mi voz? ¿Mi tamaño? ¿Mi cara? ―Se encogió de hombros―Tal vez sea el conjunto de todo.

―Bueno―Murmuré inclinándome hacia adelante como si de un secreto se tratara―Tal vez si sonrieras más seguido, la gente no pensaría eso...

Me miró serio por un momento antes de bajar la cabeza otra vez.

― ¿Ves? Ahí está. Estas juzgando.

―No lo hago―Dije rápidamente poniéndome seria―Y me disculpo si has pensado eso, Chris. No hay nada malo en ti, tienes una risa muy bonita ¿Sabes? Me gustaría verte mientras ríes, de seguro es algo muy lindo de ver.

Me miró confundido unos instantes antes de hablar.

― ¿Lindo de ver? ―Preguntó sorprendiéndome al ver como su cara se coloraba.

―Usted es muy guapo, Señor Royce―Susurré antes de comer otro rol― ¿No tienes problemas de la vista, cierto? Tal vez no tienes espejos en casa... sí, eso debe ser.

―Tengo espejos―Respondió apartando la mirada una vez más, enfocándose en su comida de nuevo―Por eso lo digo...

―No estoy diciendo que pareces un modelo de esos de lo que salen en la televisión―Dije molesta―Eres más al estilo oscuro, ¿Sabes? Como esos peleadores rudos y sudorosos que luchan en jaulas y cosas así, John Cena no es hermoso, pero ¡uf! Ese hombre derrite muchas bragas...

Me quedé sin aire al ver que su cara cambiaba y una suave risa brotaba de sus labios.

Oh, hombre, yo tenía razón, tenía una sonrisa preciosa.

¿Como podía decir Candace que este hombre no era digno ni guapo?

― John Cena, ¿Eh? ―Preguntó aún sonriente, haciéndolo difícil para mí el poder seguir la conversación.

―Si...

―Soy aún más alto que él―Comentó divertido.

―Y aún más guapo...―Respiré entrecortadamente al ver que se sonrojaba aún más.

―Gracias―Murmuró incomodo mirando mi plato― ¿Qué es eso?

―Sushi―Dije mirándolo sorprendida―Lo has probado, ¿No? ¿No sabes qué es?

―No hablo de eso, sabelotodo―Respondió ahora más relajado, tal vez porque ya que no hablábamos de él―Eso amarillo a su lado. Vi que tomaste bastante de eso.

―Es piña horneada―Contesté tomando un poco con mi tenedor y ofreciéndoselo―Pruébalo...

Me miró un momento indeciso sin saber qué hacer así que lo miré retadora.

―Bien―Susurró inclinándose hacia adelante y tomando la porción de mi tenedor.

Vi como sus ojos se dilataban y me miraban fijamente mientras tragaba.

―Tiene canela―Su voz salió aún más ronca de lo normal.

―Es mi especia favorita―Dije tomando más piña y llevándola a mi boca ahora― ¿Te gustó?

Vi que tragaba saliva al seguir mis movimientos, ambos pensando en lo mismo: mi tenedor había estado momentos antes en su boca y ahora estaba en la mía.

―Mucho―Susurró lamiéndose los labios― ¿Qué haces, Helena? ―Preguntó ahora serio― ¿Qué es todo esto?

―No lo sé―Dije poniéndome seria―Me gustas, Chris. Sé que estás solo aquí y nadie debería estarlo, yo podría... podría ofrecerte mi amistad el tiempo que dures en la isla y llevarte a conocer muchos lugares si así lo quieres.

― ¿Tu amistad? ―Preguntó incrédulo― ¿Sólo eso?

―Bueno... ¿Qué más querrías de mí? ―Pregunté parpadeando hacia él varias veces―No le des muchas vueltas ¿Sí? Mañana habrá un Luau por ser fin de mes, tal vez te gusté y si quieres puedes ir conmigo, solo di que sí, Chris.

―Yo...

―Tú estás de vacaciones y dudo por tu carácter que lo hagas muy seguido―Le interrumpí llevando mi tenedor a su plato para robarle un camarón―No lo pienses, mi invitación tiene tiempo de caducidad...

― ¿Cuánto tiempo me das? ―Preguntó divertido.

―La invitación se vence en cinco...

― ¿Cinco minutos? ―Dijo riéndose.

―Cuatro...―Seguí contando mirando mis uñas como si nada.

―Oh―Su actitud cambió a seria―Helena, yo...

―Un...

― ¡Bien! ―Exclamó interrumpiéndome―Está bien, iré contigo... Dios, Helena. No eres buena negociando.

―Creo que soy excelente―Dije riéndome por su cara de amargura― ¿Has hecho radio? Tienes el tipo de voz que amaría escuchar por las mañanas mientras me dices que el tiempo será perfecto el día de hoy.

― ¿Como puedes pasar de un tema a otro en cuestión de segundos? ―Preguntó estupefacto―Jamás he hecho radio y eres la primera persona que me dice algo así.

―Bueno pues deberías hacerlo―Me llevé una papa frita ante su mirada atónita―Yo sería la presidenta de tu club de fans.

No me esperaba la carcajada que soltó, haciendo que varias personas voltearan a vernos sorprendidos.

―Estás loca―Fue lo único que dijo una vez recuperó la voz.

Me encogí de hombros y luego procedimos a comer en un silencio cómodo, yo tomando una que otra cosita de su plato y él tomando del mío.

Me sorprendió que no se molestara por este mal hábito que tengo, sino que, además, que él se uniera en el proceso.

―Me tengo que ir a seguir trabajando―Dije un rato después con un poco de pesar pues no quería dejarlo―Supongo que nos vemos mañana en recepción a las 8, ¿Sí?

Me incliné hacia él y lo besé suavemente en la mejilla, sintiendo el olor a limpio y a su propia esencia que se me subió a la cabeza.

―No me queda de otra, ¿No? No me diste tiempo de negarme...

Pasé mi mano por su cabello y con una última sonrisa, me despedí de él y me alejé sin voltear a verlo porque si no, regresaría, me sentaría en su regazo y lo besaría en otras zonas sin importarme quien nos viera.

Pero sabía que a él si le importaba y mucho, pero eso sería solo por poco tiempo, sé que pronto no le iba a importar si lo besaba, abrazaba o.… bueno, en fin, tú sabes.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados