5 CHRIS

Esto no podía seguir pasándome.

Saqué la cabeza del agua y comenzar a boquear por aire.

―Ya dentro de poco podrás mantenerte sobre la tabla―Dijo Kailani, mi instructor de surf.

―Si, claro―Respondí impulsándome una vez más para subir a la tabla―No creo que esto sea para mí, Kailani.

―Apenas llevamos una hora en esto, Roy―Dijo el palmeándome la espalda―Solo debes mantener el equilibrio y dejarte llevar...Vamos, ahí viene una buena.

¿Como rayos sabía ese hombre que era una buena ola? No tenía ni la más mínima idea, yo solo sabía caer, ser revolcado por las olas y tragar agua.

Me puse en posición y esperé el momento ideal para volver a levántame y terminar siendo arrastrado otra vez.

― ¡Olvídalo! ―Exclamé cuando volví a la superficie―Me niego a volver a intentarlo, Dios... ¡Estoy súper cansado!

Escuché su risa mientras salía del agua y me lanzaba sobre la arena.

―Tengo una mejor idea―Dijo sentándose a mi lado unos minutos después.

― ¿Buscar a Niko y entre los dos arrástrame hasta mi cama? ―Pregunté sin abrir los ojos.

―No creo que papá ayude mucho―Dijo riendo de nuevo― ¿Has escuchado del paddleboard? ―Preguntó empujándome para que le prestara atención.

―No―Respondí sentándome con esfuerzo― ¿Es como el kayak?

―Hmm, no. Es una tabla más grande y te vas moviendo con el remo en el agua―Me miró emocionado―Ya vengo, traeré todo y sé que esto sí funcionará contigo.

No me dio tiempo a responder, es decir, el chico salió corriendo y se perdió dentro de su tienda.

¿Qué hacía yo a los 20 años?

¿Tenía acaso esa misma energía?

Kailani era el hijo menor de Niko y trabajaba en el resort como instructor de surf y buceo y por lo que veía, todo lo que estuviese relacionado al mar.

―Bien, aquí está.

Me quedé boquiabierto al ver las tablas que ese muchacho cargaba como si nada junto a los remos.

―Déjame ayudarte―Dije levantándome rápido para quitarle una― ¿Como lo hacemos?

―Bien, la pones en la orilla y te paras sobre ella y comienzas a remar hasta mar adentro―Mientras me explicaba íbamos haciendo lo que me decía―En esta época del año no hay mucho oleaje y es más fácil de aprender.

Asentí intentando mantener el equilibro sobre la tabla mientras le escuchaba dar las instrucciones.

Y cuando menos me lo esperaba, ahí estaba yo parado sobre una tabla, relativamente estable.

― ¡No puedo creerlo! ―Exclamé sorprendido― ¡Lo estoy haciendo, Kailani!

―Se te da natural, Roy―Dijo el muchacho divertido―Hey, ahí van los niños, ¡Hola!

Miré hacia la costa y vaya, sí que nos habíamos alejado.

Pero aún en la distancia pude ver al menos una docena de niños de diferentes edades corriendo por la orilla siguiendo a un adulto.

¿Era Helena?

Oh, vaya. Helena en traje de baño negro, piel dorada y su cabello recogido en una cola de caballo...

― ¡Hola, Lena! ―Gritó Kailani, recibiendo un saludo de mano y una sonrisa de ella― ¡Entrénalos bien!

― ¿Qué hacen? ―Le pregunté a Kailani cuando ya no pudimos verlos más.

―Helena los entrena para un triatlón que habrá el sábado que viene―Explicó―Trata de entrenarlos todas las mañanas que no tiene citas en el spa. Ya lleva dos meses en eso.

― ¿Son solo niños? ―Cuestioné curioso.

―Oh, no. Hay varias categorías, pero esa la iban a cancelar porque no había niños interesados en hacerlo.

― ¿Y cómo ocurrió que ahora sí? ―Íbamos remando mientras hablábamos, aquello era realmente relajante.

―Bueno―Me miró sonriente―No sé si ya la conociste, pero Lena tiene una actitud tenaz y decidida y para ella la palabra no, no existe.

Ni que me lo digas.

―Además, se le hace fácil meterse a los niños en el bolsillo―Prosiguió―Se les da fácil, ellos la aman por las tonterías que siempre hace para que se diviertan.

― ¿En serio? ―Murmuré viendo algunos corales por donde pasábamos―Parece que logra meterse a todos en el bolsillo.

Aquello hizo reír a Kailani.

―Ella logró que me dieran este trabajo ¿Sabes? ―Comentó divertido― Fue impresionante como se le enfrentó al señor Nonoa por mí, siempre le estaré agradecido por ello.

― ¿Y no le preocupó ser botada? ―No podía negar que me sentía curioso sobre aquella mujer.

―Ella no necesita trabajar―Dijo encogiéndose de hombros―El señor Nonoa lo sabía y no podía amenazarla con eso.

― ¿Y por qué trabaja si no lo necesita?

―Vamos a girar aquí y nos regresamos a la orilla―Expuso haciendo lo que me dijo―Bueno, ¿Te dije que también era testaruda? Pues lo es, a ella le encanta estar en movimiento siempre. Es hija de Carlo y Alessandra Conti, ¿Sabes quiénes son?

― ¿La pareja de biólogos marinos? ―Pregunté sorprendido.

―Esos mismos―Asintió.

Eso explicaba el color mediterráneo de su piel, su cuerpo curvilíneo y...

― ¡Cuidado!

Me giré hacia atrás para ver a Kailani, pero golpeé contra algo y lo siguiente que supe fue que caía sobre la arena.

― ¿Estás bien? ―Preguntó Kailani sin aire por la risa.

―Al menos alguien se divierte hoy―Gruñí levantándome y sacudiéndome los brazos ya que los había metido para protegerme―No sé cuántas veces me he caído en esta clase.

En la lengua sentía algunos granos de arena también.

―Te grité, pero no me escuchaste, solo cuando ya era tarde―Hizo una mueca al verme el brazo derecho―Eso arderá cuando le caiga agua, amigo.

Ya lo hacía.

―No es la gran cosa―Murmuré colocándome la camiseta y levantando la tabla―Te ayudo a llevar las cosas.

―Tenías una cara extraña―Dijo el chico burlón cuando comenzamos a caminar―Estabas como ido...

―Solo pensaba―Dije acalorado.

―Es soltera, por cierto―Soltó de sopetón cuando entrábamos a la tienda―Lleva un tiempo así.

― ¿Quién? ―Pregunté incómodo.

―La gente habla, Roy―Comentó soltando una risita―Estamos en temporada baja y no hay muchos turistas de dos metros comiendo con la empleada favorita del resort.

Abrí la boca para negarlo, pero me interrumpió.

―No lo niegues, hermano―Dijo negando con la cabeza―Vi como la mirabas, te pusiste como un camarón cuando la viste.

―Fue solo una comida―Expuse acalorado colocando la tabla donde me dijo―Eso fue todo...

―Si quiso comer contigo, amigo―Comenzó a decir cerrando detrás de él al salir―Algo de ti le habrá llamado la atención.

―Es solo mi tamaño―Me encogí de hombros incómodo.

―Yo creo que es tu cara de perro apaleado―Expresó sorprendiéndome― ¿Qué? Es verdad, parece que tuvieras el peso del mundo sobre tus hombros, a las mujeres les encanta los hombres con esa aura misteriosa y melancólica.

―Bueno, no creo que lleguen a algo tan dramático...

―Ella es muy buena guardando secretos también―Dijo retomando el tema de camino al resort―Es leal, buena compañera, amistosa y hermosa ¿Has notado lo hermosa que es? Olvídalo, hay que ser ciego para no notarlo.

¿Qué intentaba ese chiquillo?

―Helena no es un perro que estén dando en adopción, chico, es un ser humano y no me gusta lo que estás haciendo...

―Pero... ¿Haciendo qué? ―Preguntó luciendo inocente―Solo estoy dando algunos hechos sobre una amiga...

―Kailani―Nos detuvimos antes entrar a las instalaciones―No veas cosas en donde no las hay, solo comimos una vez y ya, yo me iré en una semana y dudo que después de esta noche nos volvamos a ver.

― ¿Esta noche, ¿eh?

―Si, me dijo algo de un Luau...

― ¿Te invitó a ir con ella al Luau? ―Preguntó sorprendido.

―Si...

―Hombre...―Negó con la cabeza―Realmente le causaste una buena impresión.

― ¿Y eso que se supone que significa? ―Exclamé exasperado.

―Lena es muy amistosa, cierto. ¿Pero de ahí a dejar acercarse mucho a la gente? Eso no. Nosotros solo sabemos lo básico de ella, su edad, donde nació, sus padres... pero no mucho más de eso, tuvo que embriagarse para hablarnos de su primer novio.

― ¿Y solo porque me invitó a una fiesta yo me enteraré de cosas que nadie más sabe? ―Cuestioné irónico al detenernos en recepción para retirar mi tarjeta.

― ¿De qué hablan los caballeros? ―Preguntó el chico rubio de recepción muy sonriente.

―Helena invitó a Roy al Luau, John―Dijo Kailani apoyándose en el mostrador― ¿Qué piensas?

― ¿Qué? ―El recepcionista me miró boquiabierta por unos instantes antes de proseguir―Vaya... eso es interesante.

Unjú...―Asintió el otro.

Ambos viéndome con interés, perdidos en sus pensamientos y haciéndome sentir aún más incómodo de lo que ya estaba.

―Viste casual y de color verde―Dijo John chasqueando los dedos como si de alguna idea increíble se tratara―Es su color favorito, y peina tu cabello de lado para que caiga sobre tus ojos... eso hará que se lance sobre tus brazos.

― ¿Qué? ¡No haré nada de eso! ―Dije incrédulo― ¡Es estúpido!

―Y lustra bien tus zapatos―Continuó diciendo Kailani―Pero que sean de color negro, sino pensará que está con un chiquillo y no con un hombre y si son de cuero, mejor.

― ¿Realmente piensan que traje zapatos elegantes de cuero para venir a la playa? ―Inquirí burlón.

―Y le encanta la música latina, si hablas de eso, no durarán mucho en la fiesta―Dijo el recepcionista como si yo no hubiese hablado.

―Cierto―Concordó el otro chocando su puño con el de él.

― ¿Como saben todo eso? ―Pregunté confundido―Dijiste que sabían lo básico de ella, a mí me parece que la conocen muy bien.

―Oh, es que cuando bebemos siempre le sacamos información sobre su hombre perfecto―Rio John―Si le das una margarita, ya estará borracha―De pronto se puso serio―Pero no le des licor, no queremos que te sobrepases con ella.

―Yo no...

―Tu no le darás licor―Me interrumpió asintiendo Kailani entregándome la llave―Ahora ve a arreglarte y no la veas por el resto del día, deja que crezcan los nervios de la primera cita.

―No es una cita―Le corregí de pronto nervioso― ¿Y cómo no me voy a encontrar con ella por el resto del día? ¡Son las diez de la mañana! Ni siquiera he desayunado...

―Servicio a la habitación―Respondió John levantando el teléfono―No te preocupes, yo me encargo. Lo mejor para nuestro nuevo amigo.

Fui empujado por mi instructor de surf hacia donde me estaba quedando aún sorprendido por el camino que tomó aquella conversación.

―No voy a hacer nada de eso―Le dije a Kailani cuando llegamos ante mi puerta― ¡La humedad en este sitio me matará antes de las 9 si salgo vestido de ese modo!

Él solo se encogió de hombros antes de girarse y dejarme solo.

― ¡No lo haré! ¡Es estúpido! ―Repetí con más fuerza antes de cerrar la puerta e ir a ducharme para ir a desayunar al comedor, como cualquier otra persona cuerda de aquel lugar.

***

―Oh, por Dios―Murmuré viéndome ante el espejo con una mueca.

El color verde no era mi color, y sentía que entraría en combustión en cualquier momento.

―Luzco como el vómito...

Había llamado a recepción diciéndole a John que no tenía camisas de ese color y no sé cómo lo hizo, pero a los 20 minutos alguien tocaba mi puerta con la condenada camisa para mí.

¿Y lo demás?

Para que mentirles, desayuné en mi habitación, cancelé mi expedición hacia las montañas, comí de nuevo en mi habitación y el resto del día me la pasé viendo toda la temporada 9 de Friends.

Y ahora me veía como un idiota enfebrecido porque estábamos como a 32 grados, aunque en mi habitación el aire acondicionado daba todo lo que podía y todo porque a una mujer le gustaba este look.

Salí de mi habitación sintiendo como el sudor me comenzaba a bajar por mis piernas y el pantalón de vestir lo absorbía y me dirigí a recepción en donde pude ver a Helena inclinada con el mostrador hablando con la recepcionista de turno.

De espalda se veía hermosa con un vestido de verano blanco que le llegaba hasta las rodillas y unas simples sandalias.

¿Por qué ella podía vestir tan normal y yo no?

Me aclaré la garganta cuando llegué a su altura para que se girara a verme y la mirada que me regaló no supe como tomarla.

― ¿Qué...? ―Tragó saliva y se mordió el labio unos segundos antes de poder hablar― ¿Por casualidad has hablado con John, el recepcionista, el día de hoy?

― ¿El rubio flaco? Un poco, si―Respondí secándome el sudo de mi sien.

De pronto rompió a reír estrepitosamente por un rato largo, incluso apoyó su frente contra mi pecho húmedo.

―Lo siento―Dijo entre risas limpiándose una lágrima que bajó por su mejilla―No puedo dejar que andes así por aquí, Chris. Vamos.

Tomó mi mano y me llevó pasillo arriba hasta que nos detuvimos en una de las tiendas de ropa.

― ¡Hola, Lena! ―Gritó una chica desde el mostrador luchando con desnudar un maniquí― ¿Qué hay de nuevo?

―Solo tomaré algunas cosas para mi amigo ¿Sí? ―Dijo sonriéndole mientras caminábamos entre estantes de ropa―Después hablamos.

― ¡Bien! ―Dijo sin darle importancia y siguió vistiendo al maniquí.

―Genial, veamos ―Murmuró Helena viendo unas camisas de algodón hawaiana―Esta te quedará súper―Dijo colocando una blanca con las flores en relieve ante mí.

Yo solo atiné a tomarla cuando la dejó caer en mis manos y siguió buscando unos pantalones cortos hasta que encontró unos negros y mirándome pensativa por un momento, asintió convencida.

―Sip, creo que te quedarán―Dijo sonriéndome abiertamente―Ahora ve a cambiarte―Señaló hacia los vestidores.

―Yo...―Me aclaré la garganta antes de poder hablar―Preferiría ducharme para quitarme el sudor antes.

―Buena idea―Contestó tomándome de la mano otra vez y sacándome de la tienda― ¡Adiós, nena!

― ¡Adiós! ―Volvió a gritar la chica sin girar a vernos.

―Esa mujer vive en las nubes―Dilo Helena negando con la cabeza― ¿En dónde te estás quedando? ―Preguntó mirándome sobre su hombro ya que me llevaba casi a arrastra.

―En la C―3―Murmuré.

―Ah, una de las cabañas―Asintió sonriéndome―Me encanta la vista de la playa desde ellas.

¿Qué demonios estaba ocurriendo? Estaba totalmente confundido.

― ¿No debíamos pagar por esta ropa? ―Pregunté cuando ya estábamos ante mi puerta―No quiero que me llamen la atención...

―No le pares a eso―Dijo indiferente―Tengo hambre, Chris. Abre la puerta.

―Oh, claro. Lo siento―Dije buscando la llave en mi bolsillo y abriendo.

Ambos entramos a mi habitación y cuando cerré la puerta, apenas me volteé, las manos de Helena comenzaron a abrir los botones de mi camisa, dejando a la vista la camiseta blanca debajo.

― ¿Qué haces? ―Pregunté sin aire mirando su cara de concentración.

―Ayudándote―Murmuró sin levantar la mirada―Me debo disculpar, Chris. Jamás pensé que los chicos te darían esta idea tan tonta.

― ¿Eh? ―Tragué saliva, ahora sus dedos desabotonando mis muñequeras.

―Bueno, los chicos me preguntaron por mi gusto en los hombres y, así como este vestido fue mi descripción―Dijo viéndome por primera vez a la cara―Lo siento mucho.

Realmente se veía avergonzada.

―Pensé que estabas loca si obligabas a vestir a tus parejas de esta manera viviendo en donde vives―Dije sintiéndome aliviado por primera vez en todo el día― ¿Pero por qué lo hiciste?

―Fue a principio de año, siempre buscan relacionarme con alguien y me preguntaron por mis gustos―Soltó una risa avergonzada―Así que cuando tengo una cita y veo a alguien vestido...Así―Dijo señalándome―Sé que no funcionará para mí.

Enseguida sentí que mi corazón golpeaba el suelo.

―Oh, bueno, yo...―Aparté la mirada de su cara y la enfoqué en una banqueta de la cocina―Creo que mejor me voy a cambiar...

―No, Chris―Me tomó los lados abiertos de mi camisa cuando me moví hacia un lado―Me has malinterpretado, tú no entras en esa categoría―Murmuró.

― ¿No? ―La miré confundido―Acabas de decir que...

―Esos hombres lo hacían con la intención de conseguir algo de mi ¿De acuerdo? Lo dejaban muy en claro al final de la cita―Sus mejillas se sonrojaron antes de seguir hablando―En cambio sé que tú lo haces para agradarme y eso es muy dulce... pero realmente tienes que quitártela, es horripilante.

Me reí por primera vez, mientras sacaba mis brazos de la camisa y la dejaba caer al suelo.

―Listo―Dije sonriéndole.

―Y ahora esto―Murmuró ella sacando la camiseta de mis pantalones, subiéndola hasta quitármela y dejarla en el suelo también.

―Helena...―Me falto el aire cuando sus manos tocaron mi abdomen― ¿Qué...?

―Ahora tu cabello―Susurró alzándose sobre las puntas de sus pies, apoyando su cuerpo contra el mío y subiendo sus manos hasta mi cabeza para echar mi cabello hacia atrás―Así está mejor.

Gemí sin poder evitarlo, apoyando mis manos en su cintura para apretarla más contra mí y bajar mi cabeza hasta que nuestras frentes se tocaron.

― ¿Qué se supone que estás haciendo? ―Susurré contra sus labios.

―No te lo puedo decir―Dijo en el mismo tono―Ni yo misma lo sé, Chris. Pero hay algo en ti que... Diablos, me pone a mil.

Bajé mi cabeza hasta apoyarla en la unión de su cuello y su hombro y respiré profundo para empaparme en su aroma.

―Me iré en una semana, Helena―Dije sintiéndome mal por ello―No creo que sea justo comenzar algo que terminaría antes de llegar a nada.

― ¿Te preocupa el dejarme triste y sola? ―Preguntó en tono de broma contra mi oído, mientras sus brazos se apretaban aún más fuerte a mi alrededor.

―No―Contesté con aprehensión―No sé si tú terminarías así, pero ten por seguro que yo no me iré indiferente luego de conocerte.

Diciendo eso, la solté y me dirigí hacia el baño para tomar una ducha urgente, sin girarme porque sabía que, si lo hacía, le daría a esa mujer lo que me pidiera.

―Chris...

No respondí, simplemente me encerré y traté de ignorar el hecho de que una espectacular mujer me esperaba afuera, y terminé de desnudarme buscando borrar su aroma y la sensación que me quedó su cuerpo apretado contra el mío.

Cuando estuve en el baño y bajo el agua, escuché el lejano sonido de la puerta cerrarse suavemente, haciéndome consciente de que ella abandonaba la habitación.

Supongo que me tocaba ver más televisión por lo que restaba de noche.

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