Alexander permaneció estático un momento, pues no tenía idea de cómo reaccionar ante lo que acaba de pasar. Fue de ese modo, hasta que poco a poco despego el teléfono de su oído, dejando que su mano callera sin fuerza a su costado. Sentía como las lágrimas aparecían en sus ojos sin que pudiera evitarlo, mientras una gran opresión en el pecho y un profundo enojo le invadía. Era tanto lo que sentía, lo que le embargaba en esos momentos; que solo deseaba encontrar una forma de desahogarse.
Se dirigió entonces con rapidez hacia su despacho, buscando sin cuidado alguno entre los documentos dispersos sobre su escritorio. Los arrojo por el piso sin importarle nada, hasta encontrar lo que estaba buscando. Se trataba de la demanda de divorcio.
Aquellos papeles le quemaron en las manos apenas los saco del folder en que se encontraban. Los sostuvo apenas un momento, ante