Alexander se encontraba a punto de irse a dormir, cuando escucho como su teléfono comenzaba a sonar a lo lejos. No tenía idea de donde lo había dejado, así que bajo corriendo hacia la sala; encontrándolo tirado a un lado de uno de los sillones. Al ver la pantalla, se dio cuenta de que se trataba de un numero bloqueado, lo cual le hizo pensar de forma instintiva en Emilia.
Si bien sabía que eso era una completa locura, pues podía tratarse de literalmente cualquier persona. Él solo podía pensar que se trataba de ella, Emilia era única que deseaba escuchar y con esa ilusión contesto a la llamada.
—Emilia —pronuncio nada más descolgar y es que a ese punto iba su seguridad de que se trataba de ella.
Quizás fuese solo fruto de su deseo de saber de ella, pero de ese modo se lo gritaba todo su ser.
—Escucha por favor, no cuelgues &mdash