Para desgracia de estos, eso era exactamente lo que él sabía hasta la fecha.
—No puedo —acepto Alexander, solo un momento después; consciente de que le hacían falta respuestas para hacerlo.
No podía estar más de acuerdo con que merecían saber lo que pasaba, que todo lo sucedido les afectaba directamente. Merecían respuestas, mismas que por desgracia ni el mismo poseía.
—No puedo, porque ni yo mismo lo sé —admitió solo un momento después.
—Emilia pasaba un momento muy difícil con la muerte de su padre, jamás la habia visto en ese estado. Aunque lo cierto es que eso nos acercó aún más, nos hizo darnos cuanta de cuanto nos necesitábamos el uno al otro —acepto, tomando asiento frente a ellos.
—Nos conocen muy bien, saben que desde que nos conocimos cada día descubríamos una nueva forma de molestarnos, de provocarnos, de sacar lo peor de nosotros. Debo admitir que eso ha seguido siendo todo este tiempo y aun en nuestro matrimonio—confeso, haciendo que sus expresiones se tornaran un tanto p