Emilia tenía un par de días sin poder dormir bien, pero esa noche en especial no lograba conciliar el sueño por más que lo intentara. Desesperada había decidido salir a tomar un poco de aire al balcón, resultando francamente en vano y es que no consiguió nada. Por lo cual, termino optando por bajar y buscar un vaso de agua.
Lo que jamás se espero fue encontrar a Alexander a mitad de la sala empapado y completamente desnudo. Tal visión le hizo detenerse de una vez sin tener idea de cómo reaccionar al respecto. Decidió entonces solo comenzar a bajar por las escaleras con lentitud y mientras lo hacía no fue capaz de separar sus ojos del cuerpo de este.
Siempre le había parecido apuesto, no era ciega o tonta como para no darse cuenta de eso. En cambio, siempre había sido solo el niño con el que creció; aquel que solía molestarla por sus vestidos, su mayor competencia durante la carrera y su némesis en los negocios, pero nada más que eso. No podía negar que era atractivo, que tenía un cuer