Capítulo27
Al escuchar eso, la expresión de Mateo se ensombreció y sintió una opresión en el pecho. Se levantó sin prestarle más atención al llanto de Lucía. Se quedó de pie frente a la ventana, encendiendo un cigarrillo y fumando profundamente. El humo lo envolvía, y el aire estaba cargado de frialdad. Después de terminarse su cigarro, salió de la habitación sin regresar.

A la mañana siguiente, Lucía tenía un fuerte dolor de cabeza. Al levantarse, se tomó la cabeza, que le pesaba más que los pies. Se sirvió un vaso de agua para despejarse de la resaca. Fue al baño y notó que sus ojos estaban muy hinchados; seguramente estuvo llorando toda la noche.

Recordó que Mateo la había traído a casa, pero no había señales de que hubiera dormido a su lado, por lo que obviamente no durmió con ella. Aunque sí recordaba que él la había cuidado durante mucho tiempo. Era la primera vez que la mimaba de esa manera.

Lucía estaba confundida sobre por qué Mateo estuvo ahí para ella y la llevó a casa. Vagamente recor
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