— Fui yo quien le dijo a papá que Lucía te había maltratado y que la policía te había detenido. Él se enfureció y fue a buscarla, pero no debería haberla secuestrado. ¿Y si Lucía tiene razón? ¿Y si alguien más está manipulando todo desde las sombras? Piensa en esa mujer que nos ayudó, ¿no podría ser ella...?
Adriana sintió un escalofrío al reflexionar sobre aquello. ¿Cómo era posible que alguien ayudara a otros sin motivo alguno? Y si tenía una mala intención... ¿acaso su padre también había caído en sus mentiras?
— No es posible, no puede ser... —Lily se negaba a aceptar esta realidad.
— Y si otra persona provocó la muerte de papá, ¿qué debemos hacer? —preguntó Adriana, desconcertada.
No podía permitir que la muerte de su padre quedara impune, que el verdadero culpable escapara sin castigo.
*
— ¿Ya terminó todo?
La imponente figura de Mateo esperaba junto al automóvil y al ver acercarse a Lucía, le preguntó.
Lucía levantó la mirada hacia él:
— Sí, terminó.
— Todos se fueron hace rato