En la amplia y cómoda habitación de Lucas dentro de la mansión Clark, él y Alejandro discutían con voz baja y seria. La puerta estaba asegurada, y cada palabra que intercambiaban estaba envuelta en una atmósfera de secreto. Lucas miraba fijamente a su hermano, mientras sostenía un vaso de whisky. —No podemos permitir que Ethan interfiera en esto, Alejandro. ¿Si sospecha algo de nuestra reunión con los rusos? Todo podría venirse abajo. Es un iluso si piensa que puede deshacerse de los negocios sucios de papá sin consecuencias.
Alejandro asintió, su expresión grave mientras jugaba con un encendedor de oro entre sus dedos. —Lo sé. Por eso debemos actuar con inteligencia. La reunión será anónima, fuera del radar de todos. Ni Nathan ni Ethan deben enterarse.
—¿Y Saori? —preguntó Lucas, levantando una ceja. —Está más cerca de Ethan últimamente, y no podemos subestimar lo que ella podría descubrir.
Alejandro soltó una risa breve, casi burlona. —Saori está atrapada en su propia red de mani