Valentino entró a la habitación y nos quedó mirando, después se cruzó de brazos y frunció el entrecejo, era muy gracioso verlo de esa manera.
— ¿Por qué tardaron tanto? ¿Qué estaban haciendo? — Nos preguntó de mal humor, se veía exactamente como se veía Fabien en estos momentos.
Ambos se miraron, y yo empecé a reír. Estoy segura de que Fabien de pequeño era bastante gruñón.
— ¿Qué le estabas haciendo a mi mamá? — le preguntó a Fabien.
Fabien sonrió de medio lado.
— Estábamos tratando de hacerte un hermanito, pero lo has arruinado; deberías irte y dejarnos solos un poco más — contestó Fabien.
Valentino me quedó mirando.
— Yo no quiero un hermanito — me dijo.
Yo miré a Fabien y lo fulminé con la mirada; era el colmo que le dijera tal cosa.
— Pero yo sí quiero hacerlo — contestó Fabien.
Valentino volvió a mirarlo.
— No, mi mamá es mía, no tuya — le dijo.
Yo puse los ojos en blanco, estos dos eran tan iguales.
— Es mi esposa, así que sí es mía, de mi propiedad — le contestó Fabien.
Valent