Tifani chasqueo sus dedos, trayendo de vuelta a la realidad a mi hermana. –Luna, ¡concéntrate!
-Tienes razón, ¡lo siento!
- ¿A qué te ha flechado el guapísimo ese? –Dijo Tifani, con una sonrisa pícara.
-Bueno, no es momento para hablar de eso. –Sus mejillas estaban rosaditas.
Luna miró nuevamente al chico y le dijo: -Ya escuchaste ¡En lo que necesite! y ya sabes lo que necesito. Deberías colaborarme sin chistar, te he salvado; parece que no te va de maravillas aquí.
-Las reglas se aplican por conveniencia. –Dijo nervioso. –Su nombre es Ismael Solórzano.
-Lo importante es que se logra obtener lo que se necesita ¿No crees?
-Mientras su conveniencia no me perjudique a mí, no tengo problema.
-Cuidado chico, deberías cuidar tus palabras, no vaya a ser que le diga a Gabriel que no me