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El pequeño Lucien, después de que su mamá terminó con su extenuante trabajo, por fin pudo comer, Angelina, lo llevó a su restaurante favorito, Lucien, tenía un paladar especial, le gustaba todo lo gourmet, igual que a su padre y su abuelo Angelo
— Mamá, estás costillas de cordero están deliciosas — Angelina, despeinó un poco los cabellos de su hijo, pero el niño rodó los ojos disgustado
— Mami, ¿qué te he dicho acerca de despeinarme? a las niñas no les gustan los niños desprolijos, ¿quieres que no consiga novia en el futuro? ¿quieres que me quede soltero para siempre? mamá
— Sí, quiero que te quedes a mi lado para siempre, ¿que tiene eso de malo? ¿no te gusta la idea de que vivamos juntos hasta que haga viejita y muera?
— No, mamá, cuando crezca me iré a vivir a mi propia casa con mi novia, pero tranquila, yo te voy a cuidar mientras encontramos a papá, por cierto mamá, ¿cómo se llama mi padre? necesito que me des su nombre
— Angelina, ¿no esté niño tuyo demasiado precoz? es ater