pesar de la furia del padre y del abuelo, la boda de Juliana con Lenitzer se preparó, habían hecho todos los preparativos en el lapso de un mes y medio, todo era un caos, Luciana había tenido que dejar la oficina otra vez y ayudar a su única hija con lo que conllevaba las flores, la iglesia, el banquete, la orquesta y todo lo demás
Ese día los padres del CEO Alemán habían llegado a los Estados Unidos para conocer a la novia de su hijo y su familia, después de instalarse en la mansión de su hijo, fueron a la mansión Torrenegro a una comida
Los elegantes alemanes que no eran para nada viejos pero si adaptados a su cultura estricta, llegaron en compañía de su heredero, la mucama los hizo pasar dentro ya de encontraban Luciana y Julien para recibirlos
— Buenas tardes señores Torrenegro — saludó el matrimonio
— Buenas tardes señores Sbetovich, es un gusto el tenerlos en nuestra casa, adelante por favor pónganse cómodos, ambas familias estaban satisfechas con el estatus y la elegancia de