Al día siguiente Angelo Black, ya estaba en la mansión Black, tal y como su padre se lo pidió, Angelina ya lo esperaba en la sala de estar, ella tomaba el té sentada en un sofá sofisticada y hermosa como siempre
— Hola, mamá, ya estoy aquí, ¿querías verme para algo en particular? — el astuto CEO le dedico una de sus mejores sonrisas a su madre
— Ni creas que sonriéndome así te vas a escapar de esta charla, porque Angelo, ¿no te da vergüenza no estar al pendiente de tu prometida y de los antojos de tu bebé? tu padre y tu hermano, Lucien, serían capaces de cruzar la ciudad por la madrugada para traer con ellos eso que Milán o yo pidamos, ¿es que no eres tan excelente como ellos? creo que debí haberte puesto el nombre de Lucien tercero
— Mamá, ¿qué estás queriendo decir? ¿crees que solo mi hermano es un hombre excelente y que yo soy un pusilánime qué no es tan brillante como él?
— Tú lo dijiste no yo, pero... veamos, tu hermano nunca ha sido un picaflor, es muy serio en su vida tanto pri