CALIPSO.
Cómo os imaginéis no eché mucha cuenta a las clases aquel día, estaba deseando que terminase lo más pronto posible para ver a Mateo, pero como siempre que uno está deseando que el día pase rápido, pasó mucho más lento.
Pero valió la pena, toda esa espera, porque al verle allí, esperándome, con aquella pose que tanto me gustaba, dejándose caer sobre la moto… me encantó. Creo que mi mundo se detuvo tan pronto como le vi, y me sentí como si estuviese en una burbuja de aire y flotase sobre todos los demás.
Me abracé a su espalda, chocando el casco contra el