Mundo ficciónIniciar sesiónMATEO.
Cuando llegamos al taller, ambos estábamos empapados, pero por primera vez en mi vida, me daba igual, tan sólo quería estirar el tiempo con ella un poco más, y parecía que ella sentía justo lo mismo ante su negativa de volver a casa.
Abrí con mi llave, agradecido de que papá hubiese decidido cerrar antes, pues de lo contrario no podría tener esa clase de intimidad con ella.
Entramos y caminé hacia el fondo de la nave, mientras ella se detenía a mirar los coches y motos que había por el camino, pasando su mano por el capó de alguno de ellos, y por el sillín de otros.







