Emma
Son las seis de la mañana cuando me estoy saliendo de bañar. No dormí, no pude. Hoy me nombran vicepresidenta de Astracán textil y estoy tan emocionada que lo único que hice en toda la noche fue girar de un lado para el otro.
Todo esto me parece mentira.
Me coloco mis botas negras de caña alta hasta la rodilla y un vestido mangas largas pegado al cuerpo, que deja a la vista solo dos centímetros de mi piel, antes de que empiecen las botas.
Afuera está comenzando a hacer frío, por lo que saco mi abrigo de media estación, dejo mi pelo suelto cayendo en ondas, me maquillo dándome un estilo natural y doy un pequeño toque con un labial marrón claro efecto mate.
Estoy algo alterada y no voy a negarlo, también puede ser que me esté arreglando de más, para mi jefe. Algo que no admitiré en voz alta, pero que es una posibilidad.
Una muy elevada posibilidad.
— Vaya…
Observo a mi hijo que se encuentra en la puerta del baño, mis ojos lo repasan para darme cuenta de que ya está cambiado.
— Sí q