Una tarde soleada, Sophia decidió pasear por las animadas calles del barrio comercial después de una intensa mañana de trabajo. Quería aprovechar ese descanso para respirar y hacer algunas compras antes de regresar a casa. La calle estaba llena de tiendas y quioscos donde los vendedores exhibían sus mercancías, gritando eslóganes para atraer a los transeúntes.

Mientras giraba en un callejón más tranquilo, vio a una anciana que parecía examinar de cerca un puesto de frutas y verduras. Sophia no sabía que esa mujer, mal vestida y con una gran bufanda gris alrededor de los hombros, era Margaret Reed, la abuela de Alexander, el CEO de Reeder Corp. Margaret había decidido salir de incógnito, disfrazada de mujer modesta, para observar el comportamiento de la gente común.

A Margaret le llamó la atención una charola de fresas bien rojas. Extendió la mano para tomar una y la acercó a su nariz, disfrutando de su dulce aroma. Pero cuando preguntó el precio al vendedor, su tono ligeramente severo