El corazón de Vargas estaba revuelto, completamente inseguro sobre el significado de las palabras de Benedicto.
Parecían palabras de despedida.
¿No estaría a punto de asignarle una misión peligrosa?
Con ese pensamiento, la sangre en sus venas volvió a hervir.
...
En la oficina de Salvador.
Salvador se quedó parado en su lugar, asombrado durante varios segundos: —¿Realmente te has convertido en el CEO de Grupo Salinas?!
Fabiola sonrió ligeramente: —Sí, asumo el cargo oficialmente mañana, así que vine hoy a renunciar formalmente.
Salvador aplaudió: —Es increíble, escuché que para esta elección, Claudia buscó a Cedro para aumentar su presencia, y tú no solo derrotaste a Claudia, ¡sino a Cedro!
Salvador estaba muy curioso sobre cómo Fabiola había convencido a los accionistas para que la eligieran.
Fabiola: —Estás exagerando, al final, esto sigue siendo un asunto interno de Grupo Salinas. Mm... Vine a recoger mi carta de renuncia y, de paso, a recoger mis cosas.
—¿Tan pronto, te vas hoy?
—S