Alíadas

No llegamos solos a la casa, tres niñas, las mismas que me ayudaron con la decoración navideña y que no recordaba sus nombres, venían corriendo detrás del animal donde Ensuan me subió con mi poca fuerza debido al ahogo, más los sucesos de la mañana. Dejé que me rodeara con los brazos y cabalgara. Llegando me bajó con  cuidado, no era uno de los caballos más grandes, así que casi me lancé para que me atajara y como si yo no pesara nada me metió a la casa con las tres niñas atrás. A ellas no había que decirles nada, eran niñas muy maduras y en silencio, interrumpido en ocasiones por la tos de uno de nosotros, acompañaban.  También en silencio Ensuan me llevó al cuarto e intentó recostarme.

–Necesito bañarme antes. –Le dije deteniéndole la mano que tenía cerca.

–Está

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