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Betel

BetelES

Romántica
Gregoria R. Márquez Díaz  Completo
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51Capítulos
3.6Kleídos
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Resumen
Índice

Sinopsis

EmociónOptimistaHaciendaVenganzaRomancePosesivoProtector

Betel es una novela romántica, apasionada, interesante, llena además de la romántica experiencia de los protagonistas: Ensuan e Yvonne, de misteriosos eventos que la convierten en emocionante. La historia está contada desde la perspectiva de ambos protagonistas. Estos, siendo unos desconocidos que se escriben a la distancia, han pasado por frustraciones amorosas y eventos muy tristes. Es entonces cuando descubren, en una etapa donde ya se consideran algo mayores para esperar otra oportunidad en el amor, que podrían estar buscando lo mismo para no quedar solos al final de sus vidas. De esa manera, para alejarse de las presiones familiares, Ensuan convence a Yvonne de que lo mejor es que se casen aún en la distancia para luego encontrarse con él atravesando el mar. Es así como, sin previo romance, comienza una historia llena de emociones y sentimientos apasionados. De fuertes discusiones entre los protagonistas, que apenas se conocen, y deben poner muy en claro que es lo que quieren y en que no están dispuestos a ceder. De manera que enfrentan por un lado a la antigua novia de Ensuan que regresa a buscarlo. Para ella nada había terminado y para conseguir lo que quería tiempo atrás consigue aliados fuera de Betel para intentar destruir gran parte de lo que fue construido dentro de esa hacienda, que no solo se reduce a lo material sino también a la confianza que ambos enamorados comenzaban a tenerse.

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Último capítulo

  • Sin previo romance

    Betel. Este lugar era otra cosa. No habíamos parado de sembrar y recoger, seguir el camino desde el portón, ahora pintado y siempre cerrado por los acontecimientos del pasado, era más fácil. Había accedido a tener una sociedad con mi mujer y creo que papá no se quejaría. Depositamos la confianza en la crianza de animales que produjeran leche y carne y caballos fuertes que llevaran y trajeran a los campesinos y hacendados por el pueblo, mamá estaba feliz solo por eso, le gustaba que el pueblo, las haciendas se mantuvieran vírgenes en sus costumbres, ver a los hombres llegar a caballo le recordaban a su esposo, así que ayudaba en la crianza de estos caballos.Después de lo ocurrido hace un año y medio ella concedió plantas de café a los trabajadores para que sembraran en sus tierras. No le dieron gran importancia, era algo común oler y ver crecer el café de mamá

  • Ensuan

    Quería mantenerme despierta pero resultó imposible. El sueño me venció otra vez. Jasper me dijo que Ensuan había salido a declarar sobre lo sucedido en sus tierras, Isabel trasladó lo que tenía que cocinar a mi casa y junto con otras mujeres preparó todo para recibir el año nuevo, a esta mujer no la detenía nada, lo malo ya había pasado, pensaba seguramente.Recuerdo haber visto los ojos curiosos de las niñas al borde de la puerta pero los míos se cerraban después de tomar un caldo de la mano de mi suegra, la cual no paró de sentirse avergonzada por lo sucedido, me besó varias veces las mejillas, me abrazó, me prometió su protección y dijo que me quería, no necesitaba nada más para ser feliz aquí.Me molestó enterarme que llevaba dormida más que minutos, la ventana estab, cerrada pero podía a&uacu

  • Su defensa

    Descubrí que llevaba un monólogo treinta segundos después. O a mi mujer le aburría mi charla con reproches de sus actuaciones o estaba rendida, agotada, asustada y obviamente no le importaba lo que yo dijera en ese momento, su defensa: quedar completamente rendida, con el cuerpo relajado arrimado de medio lado, el cabello mojado cayéndole en la cara enredado, ella…ahí.Bajé corriendo, la noche era fría, ella estaba fría, yo mojado y herido.Yvonne nunca fue liviana, sacarla de la camioneta me costó un poco, apenas si abrió un poco los ojos y volvió a aletargarse, su cabeza de aquí para allá en mi carrera hacia nuestra casa, con la suerte que atrás llegaron mamá, Leo, Liborio y otros a caballo.Mamá corrió para ayudarme abrir, luego tenderla sobre la cama.– ¿Qué te dijo?–Nada.

  • Amigos de mi hermano

    Desperté tan cansada como quien no duerme en una larga vigilia. Los ojos tan pesados por lo hinchado de los parpados y un ardor en sus comisuras.Sentía como el pecho me dolía quizás por el llanto contenido y luego expulsado, hubiese querido gritar y llorar llevándome todo por el medio pero no lo hice. Todavía no sé porque. Había perdido a mi esposo el mismo día de nuestra boda. Era terrible esta sensación. Ver su expresión, rememorar su silencio, su saliva pasando gruesa por su garganta, su cuerpo alejándose, era agotador el solo recuerdo.Sola no estaba en la habitación de eso me había dado cuenta también.Sin abrir las cortinas, parado con las manos tomadas atrás mirando por una abertura hacia afuera estaba mi padre. Con ellos no sabía cómo describir la vergüenza, yo no era una niña, ya ese tiempo en que se cometen locuras

  • Karenina

    Tuve que ayudarla a bajar de la camioneta, viajamos en completo silencio desde su casa hasta aquí, un lugar remoto lejos en Betel, donde según papá el abuelo solía traer ciertas aventurillas. La verdad no tenía nada más que hablar con ella, en mi cabeza solo existían pedazos de películas donde a Yvonne pudiera sucederle algo, donde la golpeara, donde muriera, donde se preguntara porque yo no la encontraba, conociéndola podía pensar lo peor de mí, sobre todo después de tantas discusiones.Fue mamá a quien se le ocurrió que podrían estar ahí porque nadie vio pasar ningún carro rumbo a la casa. Dejé atrás a los muchachos, a los hombres y mujeres de la búsqueda y fui solo con Ayarit. Ella no tenía mucho que decir, y si tenía no podía, sé que me miraba de a ratos pero no era mi intención intercambiar miradas

  • Oscuridad

    Oscuridad. Total oscuridad, ni una abertura en las nubes por donde una estrella brillara o la luna iluminara.Al principio de mi carrera, la euforia, el miedo y las ganas de alejarme de ahí me guiaron en una carrera en línea recta, al principio solo tierra y grama, luego monte, alto, cortante, mojado monte. En mi carrera, a mis espaldas, escuché ruedas sobre la tierra ¿uno? no, dos autos se acercaban a esa…por primera vez me detuve, tomé aire, me doble con las manos en las rodillas y respiré, inhala, exhala, que no te marees, olía a tierra mojada, eso lo noté ahora que me calmaba, que creí que podía calmarme para poder seguir. Me enderecé y vi hacia atrás. Aparté las ramas, ahí estaba la casa, un granero grande y apenas cuidado, volví a ocultarme ¿Dónde estaba? ¿Hacia dónde debía ir? No podía seguir caminando sin

  • El campesino

    Desde que su padre salió había estado muy nerviosa. La noche, desde que se fuera él, llegó en un pestañear y el doctor no le respondía el teléfono. Sus intentos de acercarse a Ensuan habían sido un fracaso y así de alguna manera lo había perdido luego de tantos años de estar juntos y sin que él le diera ningún tipo de explicación, no toleraba que esta mujer ocupara su lugar en Betel, aunque ella nunca se imaginó ahí viviendo. Tenía que haberse muerto su padre para que Ensuan cambiara de esa manera. Todo lo que le costó encaminarlo a la ciudad, que se adaptara a la practicidad y la comodidad para que éste hecho lo hiciera pensar que su lugar estaba ahí, en mitad de los animales y plantas, con una madre sobradamente irrespetuosa que durante todo sus años de noviazgo trató de arrastrarlo a que siguiera siendo un campesino. La pr

  • No hay príncipe al rescate

    Él había salido. No sé cuánto se tardó pero para mí fue una eternidad, una en la que traté de soltar mis manos y pies y solo logré aflojar un poco una mano pero la pata de la silla no me ayudaba. Había sentido en mi vida pocas veces miedo y esta era en verdad la primera en la que me enfrentaba a uno digno de sentirlo. Era un sentimiento que, sin embargo, no me dejaba llorar. Ya las ganas de orinar se habían intensificado pero no dije nada, el estómago estaba apretado imagino lo tenso que estaba mi bebé y por eso respiraba profundamente y miraba alrededor, las mismas cosas que había visto al principio, sacos, bolsas, herramientas, olor fuerte a café. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no llegaba Ensuan? ¿Habría creído mi nota? No, eso no podía ser ¿esperaría que yo me comunicara con él? No, no Ensuan yo nunca te dejar&iacu

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51 chapters
Pluvia
Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
–Disculpe señorita, usted… ¿el doctor tardará mucho?-El doctor salió a una emergencia hace dos horas, no sé sí tardará o no. –Terminó con una bomba de su chicle.  –Eso me dijo hace tres horas cuando pasé por aquí.–Las emergencias son emergencias señor ¡lo suyo es una emergencia?No supe que responder, para mí no lo era, serpientes me habían picado muchas. Miró la venda en mi brazo, hizo otra bomba y al mismo tiempo la puerta de la entrada se abrió de golpe.– ¡Doctor Rubén! –Lo saludé y él nos miró.–Ensuan. ¿Qué se te ofrece?–Llevo un rato esperándolo –La miré a ella –Me mordió una serpiente hace…cuatro horas.– ¿Cuatro horas? Pasa muchacho ¿por qu&
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Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Tres toques en la puerta: María de Lourdes. No respondí. Llevaba casi dos horas arreglándome, convirtiéndome en lo que veía en el espejo, una dama de cortejo. Pasé las manos por mis caderas y luego alisé el frente del traje de seda color carmesí. Era un poco ceñido y también mostraba un tanto los senos pero hacía meses que no me interesaban muchos asuntos y uno de esos era este vestido para la boda de mi hermanita menor: María de Lourdes. De nuevo tres toques en la puerta de mi habitación.–¿Yvonne? –era su vocecita.–Enseguida te abro.Respiré, tomé compostura y fui a la puerta atravesando mi habitación toda pintada de rosa con apliques verdes, espaciosa, gran ventanal, baño privado, enorme cama, total soledad y decepción propia.Abrí.–¡Ahhh!¡Estas preciosa!Salt&oac
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Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Todavía no obedecía a mamá en eso de ir y venir a caballo por la hacienda, estaba acostumbrado a mi moto y a mi ritmo. Sentía gran arrepentimiento al pensar en el tiempo que papá tuvo que sortear solo todos los compromisos.Salía temprano de la casa y regresaba bien tarde en la tarde. A veces solo iba a comer o mamá me mandaba  la comida con Leo o el otro muchacho que había podido contratar. La hacienda no daba para grandes ahorros pero si iba bien, esperaba que el banco viera lo sólido que estábamos después de casi dos años y nos diera un préstamo.– ¡Recoge las gallinas Liborio!Le gritaba mamá al muchacho nuevo, había servido de mucho, conocía de reces y pude concretar la venta de leche por un tiempo adquiriendo doce vacas.– ¡Mamá me voy a la casa!– ¡Te estan esperando!Aceler&ea
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Las primeras horas de la mañana fueron pesadas en la oficina de papá. Fernando era perfeccionista, revisaba cualquier cosa, aunque siempre lo había soportado creo que ahora yo estaba muy irritable, harta de saber que José ya tenía pretensiones de boda y que en mi casa me veían como una fracasada.Hacía semanas había escrito un correo al amigo de Jasper. La verdad días antes se me escapó uno en blanco, él no si quiera se preocupó, lo que me llevó a escribir un segundo mensaje casi disculpándome.La foto que mandara Jasper a mi teléfono era borrosa, hasta parecía robada en un momento en que él se volteó. Lo tenía de perfil, un poco buenmozo, mucho pelo pero ojos bonitos, pequeños y lo mejor: estaba lejos y soltero. Si tenía que someterme a dormir con un viejo hediendo, amargado y solitario lo haría con tal de salir de M
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Sé que parecía infantil, que a mi edad la mayoría estaban ya  enviando niños a los niños a los pre–escolares, atendiendo la casa, haciendo listas de tareas del hogar, devolviendo las carnes con un mal corte o el pescado pasado de días. Sin contar que también a mi edad encontrar a otro hombre de la misma que se interesara era un poco difícil, de paso sin hijos o sea, que esperaba a una mujer joven y sana que le diera hijos y yo a los treinta lo había encontrado pero a cientos de miles de kilómetros, cruzando el mar, volando muy alto, casi una ilusión, casi nada.Hace días cuando me dijo que lo pensara bien sentí esa espina en mi corazón, ¿él lo había pensado bien y no se atrevía a decírmelo para no hacerme sentir mal y abandonada? Sentí como las mejillas se coloreaban de calor y una picazón extraña en la cabeza me
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De las ocho horas de vuelo dormí cinco, y eso porque Vanda me dio unas pastillas relajantes que ella usaba y las tomé en cuanto subí al avión, sin agua. Pensé que iría sola desde la casa pero no fue así, Fernando y papá me llevaron y eso me alegró un tanto, en la casa busqué a mamá en su cuarto y la abracé fuerte, ella ni movió los brazos pero yo hasta la besé y le sonreí, estaba feliz, muy feliz de alejarme de ella aunque me diera mucha pena si quiera pensarlo. Ensuan no había estado en línea todo el día, inclusive su teléfono parecía muerto de señal. Con quien si hablé antes de subir al avión fue con Jasper, atendió en el primer repique y con voz agradable.–Estoy por subir al avión Jasper.–Eso me alegra mucho ¿estas nerviosas?–Mucho ¿has hablado con &eac
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A  de ser porque siempre tuve fácil el tema del amor, junto con el compromiso, luego la compañía, el sexo, la costumbre de estar donde la otra persona estaba, de afirmar cuando algo Ayarit deseaba, que ahora estar frente a otra mujer, que era mi esposa además, me parecía muy extraño, incómodo, irreal, equivocado ¿estaba listo para esto? A pesar de haberla visto más de cincuenta veces en las fotografías, cuando salió entre la gente quedé paralizado, más que nada porque nuestras charlas eran de como ella saldría de Madeira y lo que haría yo para no convertirme en un ermitaño, sin embargo, mamá ya esperaba que la cama sonara y que yo la besara y para que eso sucediera yo debía tocarla, tomarla, desearla y sentir además que ella me deseaba, creo que no podría hacerle nada de no ser así.  ¿Tendría miedo de que yo la abusara? Bueno, a eso había venido, no íbamos a rezar o algo parecido. De todas maneras yo quería gustarle y no supe descifrar su mirada, sé que se
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Água benta
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