25. ¡Lo quiero todo!
Nicklaus
M4ldito infierno.
No puedo creer que esto me esté pasando, pero supongo que debí haber puesto más atención a las señales.
En toda la semana sentí como el aroma de Penélope era cada vez más afrutado, más dulce, pero quise creer que eran imaginaciones mías y hoy mi lobo interno había estado a punto de saltarle encima en más de una ocasión.
Y mejor ni hablar de como ayer la arrinconé contra la pared. De alguna manera mi parte animal se estaba preparando para lo que venía y ahora está ansioso por enterrarse en ella. Por reclamarla.
—No, no, est-esto no puede estar pasando—la voz de la chiquilla me hace llevar mis ojos hacia ella.
Joder, se ve hermosa. Tiene las mejillas encendidas y los ojos cristalinos mientras que su pecho sube y baja de manera agitada. El hecho de que ella no aparte su mirada de mí no ayuda en nada a la evidente erección que está formándose en mis pantalones.
Tomo un respiro profundo para intentar calmarme, pero es una mala idea porque su aroma entra de lleno e