—¡Te has vuelto loca! —exclama Barclay perdiendo la paciencia.
—¿Por qué? A ti te gustan esas cosas ¿por qué debería haber diferencia conmigo? —me cruzo de brazos permaneciendo en mi sitio.
—No es lo mismo, eres diferente a las otras —su mirada se oscurece—. A más, eres del pendejo de Preppy. No quiero más problemas con él.
Comienzo a molestarme.
—¿Acaso no te gusto?
—Estás buena pero…
—Entonces debo suponer que le tienes miedo —me pongo de pie y lo reto con la mirada, tratando de golpear su orgullo de hombre matón—. El gran Boss le tiene miedo a un imbécil que solo piensa con la verga.