Perla sacó una botella de vino y una copa antes de volver a su habitación.
Abrió las puertas del balcón, tomó la botella y salió. Se sirvió una copa y luego se apoyó en la barandilla, descansando los codos sobre ella.
El Barrio Las Palmas estaba en una zona residencial de villas no muy lejos del centro de la ciudad. Con edificios de distintos estilos inspirados en la arquitectura de muchas partes del mundo, este barrio existía desde antes de la fundación del país y tenía una historia larga e interesante.
La calle donde vivían llevaba el mismo nombre: Las Palmas.
Desde allí se podía ver el paisaje nocturno del centro de la ciudad, con los edificios más conocidos e iluminados de Playa Escondida.
Entre ellos, el que más le gustaba a Perla: la sirena de cristal.
La brisa nocturna movía sus cabellos, que aún estaban húmedos por la ducha y caían uno tras otro sobre su espalda.
Tomó un pequeño sorbo de vino y observó en silencio la ciudad que hacía tiempo no veía.
Había cambia