Alexander era un completo idiota.
Creer que esto que teníamos estaba rumbo a algo fue la idiotez más grande que por mi cabeza pudo cruzar.
Entrar a su oficina y escuchar esos gemidos venir de su baño basto para romper eso que creí que se estaba formando entre nosotros y abrir realmente los ojos.
Agradezco a Sara por darme la tarde libre,me sentía completamente confundida y aturdida.
Observo la ciudad fijamente mientras llevo a mi boca mi vaso tomando un sorbo del whisky que acabo de pedir.
Necesitaba tranquilidad para pensar así que preferí apagar mi móvil y venir q tomarme unos tragos a un bar terraza de la ciudad.
Observo el reloj y ya son casi las ocho, aún no estoy ebria pero me siento ya bastante aturdida así que pago la cuenta y salgo tomando un taxi en dirección a casa.
Saco mi teléfono encendiéndolo, encontrándome con muchas llamadas perdidas de Helen y Alexander.
Le marco a Helen y al segundo pitido lo toma.
-Me tenías preocupada, ¿Estás bien?
-Si, no te preocupes, ¿pued